Sin Piedad - capítulo 4 - final -

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Sonny_Kaplan
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Sin Piedad - capítulo 4 - final -

Mensaje por Sonny_Kaplan »

Giorgios Mikayos, el Greco, entró en la cocina, su famoso primo en los talones.
- ¿Qué pasa chavales? Me alegro de veros, bueno a ti Slimane te veo de vez en cuando, pero a los demás hace bastante que no os veo. ¿Qué os trae por aquí?
- ¿Qué tal Greco? Mira, estoy metido en una movida – le dije, – necesito un lugar para pasar un par de noches o tres.
- Eric no quiero saber en que lío andáis metidos, aunque me lo imagino. Te puedes quedar esta noche y mañana, después te tendrás que buscar otro sitio, los padres de Silvie vuelven del pueblo.
- Vale tío, te lo agradezco, no notarás mi presencia.
- Está bien.
Abrió el frigorífico y echó un vistazo.
- No os comáis todo lo que pilléis, reponed las cervezas y recoged un poco todo esto, no quiero que Silvie lo vea así me echaría una charla de la hostia.
Igual que había venido el Greco se volvió a ir con su primo en los talones.
- ¿No vas a llamar a casa? – me preguntó David pasados unos minutos.
Sin contestarle me levanté de la mesa y me fui a llamar por teléfono. Al otro lado del hilo telefónico el aparato sonaba y no paraba de sonar, pero nadie cogía el maldito teléfono. Volví a la cocina.
- ¿Has hablado con tú padre? – preguntó David sorprendido, – has tardado muy poco.
- No, se conoce que no hay nadie en casa, aunque es muy raro, normalmente mi padre debería estar ahí.
- ¿Y tu vecina, esa que intenta ligar con de tu padre?
- ¿Monique?
- Sí, quizá ella sepa algo, sino tiene las llaves de tu casa podría entrar a echar un vistazo.
- Tienes razón, voy a llamarla.
Volví al teléfono y marqué el número de Monique.
- ¿Aló?…
- Hola soy Eric
- ¡Eric!, ¿dónde te has metido? Tu padre ha sido atropellado por un coche, está en el hospital y ha preguntado varias veces por ti.
Enseguida me vino a la memoria las advertencias de Henri. Se me heló la sangre en las venas. ¿Habría sido él? ¿Habría cumplido sus amenazas? No sabía que pensar, después de lo del arco de triunfo ahora esto. Seguro que el tal Henri había mandado sus secuaces a por mi padre.
- ¿Es muy grave lo de mi padre?
- No, tiene una pierna rota y tres costillas, una de ellas le perforó el pulmón, pero ya está fuera de peligro. Ves a verlo, está en el hospital La Montagne, en la habitación 312.
- Ahora lo tengo difícil para ir a verlo, pero iré en cuanto antes.
- No dejes de ir.
- Te lo prometo, gracias por todo lo que haces por nosotros.
Cuando entré en la cocina David se dio cuenta de que algo iba mal.
- ¿Pasa algo?
- Han atropellado a mi padre.
- ¿Pero está bien?
- Sí, sólo tiene unos huesos rotos.
- Tu padre es un tío muy fuerte – dijo Marc para darme ánimos.
Nos quedamos todos en silencio, pasado un rato Slimane preguntó:
- ¿Qué vas a hacer?
- No lo sé, para mí que esto es obra del tal Henri, pero no hay manera de saber si es así. ¿Qué hago, voy al hospital?
- ¿Y si los tíos que han atropellado a tu padre te esperan allí? – dijo Ahmed.
- ¿Y si tu padre ha tenido mala suerte, simplemente? – repuso Marc.
- ¿Tú que quieres hacer? – me preguntó David.
- Quiero ver a mi padre.
- Pues eso tiene fácil solución, vamos a verlo y ya está.
- ¿Estás loco? – dijo Ahmed.
- Yo que voy a estar loco – dijo David. – Mira, sobre las dos de la mañana tú y yo entramos por urgencias y echamos un ojo. Que lo vemos bien, ya encontraremos la manera de acceder a las habitaciones para ver a tu padre, que no, nos volvemos atrás y ya lo intentaremos más tarde.
- Muy buena idea – dije.
- Mientras, podríamos dormir un poco – dijo Ahmed, – estoy que me caigo de sueño.
- Eso, vamos a aprovechar para descansar hasta la noche – manifesté.

Daniel estaba de muy malas pulgas. Se hallaba sentado en el despacho de su jefe. Había fallado su encargo y eso a su jefe no le gustaba. Henri miraba a su subordinado, era la primera vez que había fallado su cometido. Sentado frente a él parecía contrariado y algo nervioso.
- Daniel, cuéntame que coño ha pasado.
Daniel, más tranquilo al oír el tono de su jefe soltó un suspiro y se relajó. Durante los siguientes diez minutos se dedicó a contarle a su jefe todo lo que había pasado. Desde que se habían ido de la casa de Courbevoie, hasta que saliendo del subterráneo del arco de triunfo a la calle vio que la partida estaba perdida.
- Serge tiene la nariz rota y un fuerte golpe en los testículos, pero Alfred recibió un golpe en la sien y está hospitalizado. En coma.
- Eso es una muy mala noticia. ¿Se recuperará?
- Francamente, no se sabe. He dejado un agente en el hospital, en cuanto haya noticias seré informado.
- ¿El objetivo?
- Sobre ese tema tengo buenas noticias, hemos pinchado los teléfonos de todos sus amigos y familiares. Me han informado justo antes de venir a verte que dos de sus mejores amigos han llamado a sus casas. Se ha identificado la vivienda a la cual corresponde el número y he enviado a dos agentes por si estuviera allí.
- Muy bien Daniel, sigue así. Eso si, no quiero más fallos como el de hoy podría ser el último. Y tenme al corriente de la investigación.
Daniel salió del despacho de su jefe visiblemente contrariado, apretaba los puños con fuerza, la próxima vez otro gallo cantaría. Decidió ir a la sección de comunicaciones para ver si había noticias.
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