Hagamos un relato entre todos

Foro de expermientación literaria
Brisne
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Mensaje por Brisne »

Puesto que el primer hilo quedo abortado. ¿Tan poco sentido tenia que tenemos que hacer propuestas en él mismo y no podemos hacerlas fuera?
<BR>Empezemos uno nuevo, en el que cada uno escriba un trozo y si no tienen sentido, mejor criticamos fuera del hilo, vale?

Brisne
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Mensaje por Brisne »

Los ritos hogareños y eróticos del matrimonio no resultan fáciles de eliminar.
<BR>Le miro ahí, tumbado, dormido aún a las nueve de la mañana y me impusa a saltar sobre como un tigre en busca de su presa, pero como hacerlo con la enorme barriga que me antecede y me impide casi caminar...

Jimul
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Mensaje por Jimul »

Tengo unas ganas enormes de practicar el sexo, pero estoy demasiada pesada, muy pegada a la cama... Es viernes, 9 de julio, nuestro primer día de vacaciones y hace un calor insoportable, dormimos sin ropa, pero aún así mi pubis expulsa fuego...Mi mente deseo... Mi corazón pasión...
<BR>
<BR>Pero no me atrevo, se acaba de dormir hace poco, el calor lo ha desvelado, y no ha parado de dar vueltas... No puedo más... Necesito que me refresquen este infierno que estoy viviendo en mis entrañas...
<BR>
<BR>

Brisne
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Mensaje por Brisne »

Buff, me voy a la ducha, hace demasiado calor para seguir aqui tumbada.
<BR>
<BR>Alguna vez deberian explicarnos esto de levantarse con 10 kilos encima de la barriga, parezco un pobre tentetieso. El agua esta helada, genial...
<BR>Ya empieza otra vez, golpea justo donde pongo la mano, va a ser futbolista la rubia esta que llevo dentro, poruque sera rubia y con los ojos verdes, de eso estoy segura. Ya la veo corriendo por la calle, dando guerra, creciendo, hay que díficil es todo....
<BR>
<BR>No pensar, no soñar, dejar que siga saliendo el agua, oigo un ruido, por fin Armando se ha levantado...<BR><BR>[ Este mensaje fue editado por: Brisne on 02-04-2004 09:59 ]

haiku
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Mensaje por haiku »

Como de costumbre, no dice nada, se levanta directo a por su taza de café, a veces pienso si realmente soy invisible o no. Dios mio! otra patadita! ya se, ya se, me das los buenos dias... menos mal que alguien en esta casa lo hace.
<BR>
<BR>El agua me recorre llevándose con ella todos mis pensamientos...tambien mis deseos. !y eso sí que no! me decía mientras cerraba la llave de paso. Me seco cuidadosamente, tengo la impresion de que puedo hacerle daño a mi "rubia", o ¿tal vez le gusta?; destapo el tarro de la crema antiestrias... no sé si servirá para algo, pero por si acaso...
<BR>Me embadurno de crema; me produce placer sentirla helada en mi prominente vientre, apenas acababa de terminar con mis masajes alguien desde el otro lado de la puerta, me saluda...
<BR>
<BR>hola cariño, ¿todo bien?

Embozado
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Mensaje por Embozado »

-Si, Armando, todo bien, este diablillo continúa queriendo hacerse notar-
<BR>Otro día más. Armando se ha levantado y eso significa que, con él, la rutina también se ha desperezado y, bajo ella, aquel objeto de deseo que, cuando inerte, por ello era tenido, ahora, al cobrar consciencia, hace que se evapore como por ensalmo una gran porción de fantasía. Ya no hay pasión entre nosotros, al menos no el deseo más allá de la mera satisfacción de la fisiología en su aspecto más primitivo, pero aún así es él. Es él quien contribuyó a gestar a esta rubia futbolista que con sus movimientos nos advierte que vayamos contando ya con ella, es él quien siempre rezonga por las mismas cosas, es él quien siempre te crispa por los mismo motivos y es él sobre quien, junto conmigo, pivota esa rutina. A menudo me pregunto si le amo; a menudo me pregunto si la vida en común, con el tiempo, ha de terminar necesariamente siendo así, incluso me pregunto si sería deseable que no fuera así; y a menudo me pregunto si se puede vivir confortablemente arropada para siempre bajo ese manto de la costumbre y de lo cotidiano. Tal vez, ¿quién lo sabe?, haya elaborado, de manera inconsciente, un mecanismo de defensa a fin de evitar la desazón o tal vez todo ello forme parte de la memoria colectiva que, condicionándome, asume y da por buena esta deriva del amor, pero mis respuestas, las respuestas a todo ello, es "sí", y es "sí" porque, quizás, la rutina compartida no ha de ser más que una necesaria variante del amor que bajo ese aspecto, y tal vez bajo él sólo, se prolonga, o quizás no lo sea (bonitas horas para pensar en estas cosas), pero en cualquier caso siento que es él, Armando, a quien, aún con esos pelos de punta que me luce el muy bobo, amo; Armando, quien hace un momento se ha levantado y, con él, la rutina.

Tusitala
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Mensaje por Tusitala »

Noto su cálido aliento en el cuello. Sé que me mira. ¿Qué estará pensando? Su amor es sincero, lo sé, por eso me siento peor aun.
<BR>
<BR>A veces no puedo soportarme. Ella me lo da todo, se exprime todo el día para que nada me falte, para que nuestra relación continúe navegando por las embravecidas aguas del matrimonio. Sin embargo, a pesar de todo, siento que no la amo, que mi sentimiento hacia ella es de menor gramaje que el que recibo. Y me siento mal, muy mal. Pero no puedo evitarlo; la pasión lo es todo para mí y hace mucho que se desvaneció. Pienso a veces si no será este el tributo que hay indefectiblemente que pagar; estacionar el papel de hombre en un rinconcito apartado de mi corazón para centrarme en un puesto de tanta responsabilidad como el de padre, como el de marido, como el de buen trabajador que cumple escrupulosamente sus tareas. En definitiva: reforzar los vínculos con mi macuto, con las circunstancias que me rodean, y dejar de lado mis anhelos vitales más profundos.
<BR>
<BR>Quizá solo sea yo. Seguro. Pero, aun siendo consciente de mi culpa, no puedo atender las querencias de mi esposa, que las noto, porque no me motiva su estado actual. La quiero mucho, muchísimo, hemos compartido tanto que puedo comprender que el amor es esto; pero hace falta algo más para activar la líbido: morbo. Por muchos esfuerzos que haga no encuentro el tono necesario que ella necesita. Y busco excusas; excusas estúpidas para evitar tener demasiados encuentros carnales con mi mujer.
<BR>
<BR>Sé que es una crueldad, pero no puedo evitar hacerme el dormido cuando noto su candente respiración en mi cuello.
<BR>

Jimul
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Mensaje por Jimul »

"Oigo un ruido seco, del que apenas me doy cuenta, hasta que al dar la vuelta, veo tumbado el cuerpo mi mujer inconsciente y con una hemorragia un tanto considerable...
<BR>Me pongo nervioso... Lloro... No puede ser... Grito su nombre varias veces y desconsoladamente... ¡¡¡Sofía no puedes irte!!! ¡¡¡Grítame!!! ¡¡¡Insúltame!!! Pero no te vayas, por favor..." Le da un beso, logra tranquilizarse un poco y como un desesperado se lanza al teléfono del salón... Entre sollozos logra explicar lo que ocurre a una voz que sólo pide información... Con un "¡¡¡Mierda, mi mujer se está muriendo... Vengan cagando hostias ya!!!"...
<BR>
<BR>La desesperación debe ser muy fuerte, porque en 10 minutos se presentó una unidad del 112... Tras preguntarle un par de detalles, según iban de camino a la cocina, le aplicaron las normas básicas de reanimación, y como una exhalación se fueron al hospital...
<BR> En otros 10 minutos se presentaron en Urgencias del hospital... Aquí Armando bajo las órdenes del médico, se quedó fuera... Entre una cortina de batanas blancas la camilla con Sofía encima se perdió...
<BR>
<BR>El tiempo se hacía eterno, y el goteo de urgencias era incesante... Ese día tenían mucho ajetreo los sanitarios...
<BR>
<BR>No se había dado cuenta hasta ahora de que estaba medio desnudo, con una bata y un pijama...

Brisne
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Mensaje por Brisne »

Me desperté con un peso en mi interior. Sofía entraba por la puerta con el albornoz que apenas le cubria la barriga.
<BR>
<BR>-Armando, hola, te acabo de oir, ¿qué tal has dormido?
<BR>-Fatal cariño, pero ahora estoy genial, ¿qué tal te encuentras?
<BR>-Bueno mancho un poquito, un líquido color rosa, no se si es el famoso tapón mucoso o que, creo que deberiamos subir a Urgencias
<BR>
<BR>Vaya, mi pesadilla se confirma. A toda prisa me pongo un pantalón mientras abrazo a Sofia. No va a pasar nada, todo va a salir bien, me repito infinitas veces mientras busco la llave del coche, y ella tan tranquila ahi poniendose el pantalón premamá, y llenando una bolsa con bragas.
<BR>

Tusitala
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Mensaje por Tusitala »

¡Mayúscula sorpresa: no es una rubia sino un zagalón!
<BR>
<BR>Llegamos al hospital a toda prisa. Los nervios me llevan a anotar todas las sensaciones de Sofía.
<BR>
<BR>
<BR>
<BR>1 de abril de 2004
<BR>
<BR>11:24 a.m. Nueva contracción. Su frecuencia alcanza los 3 minutos. En estos momentos son más intensas y duraderas (casi 1 minuto) que hace diez minutos.
<BR>
<BR>11:31 Gran explosión. Durante más de un minuto he sentido como la Gran Puerta de Sésamo se abría en mis caderas. Estoy tranquila a pesar de todo; no como Armando, que está que se sube a las paredes.
<BR>
<BR>11:33 Un par de doctores acaban de entrar. Uno de ellos confirma que la frecuencia de las contracciones sea la adecuada.
<BR>
<BR>11:34 Me van a explorar. "Es para adelantar un poco", afirma el joven doctor mientras introduce su mano hasta las amígdalas. La inepta doctora que lo acompaña no se maneja con las mismas artes y a pesar de hurgar con dolorosa insistencia no encuentra el objeto de su búsqueda. ¡Novata!
<BR>
<BR>11:38 ¡Alarma de presión! Acaba de saltar el dispositivo del aparato que me suministra oxitocina. Armando llama al timbre para que acudan a rescatarnos de las tinieblas del desconocimiento.
<BR>
<BR>11:41 Accede al interior del habitáculo un auxiliar -cuarentón, pecoso y con un señalado bigote color sangre- para arreglar el desaguisado. "¿Qué ha pasado?" Preguntamos. "Nada: te has movido y este aparatejo, que es muy listo, nos ha chivado que algo pasa... La gitana encoge el brazo para que no le entre el veneno", indica, en una clave que no entendemos; lo más probable es que hable de alguna parturienta que, para no sufrir, ha doblado el brazo impidiendo que la oxitocina convocara a las temidas contracciones.
<BR>
<BR>11:48 Aumentan la frecuencia de suministro de oxitocina: el aparato medidor pasa de 40 a 60 ml/h. "A ver como responde", comenta el rojizo auxiliar, y añade: "Tenemos que agotar todas las vías para que el parto sea natural; eso lleva unas horas. Finalmente, si todo falla, el quirófano es la única solución". La contundencia de la frase congela nuestro ánimo.
<BR>
<BR>"¡Cesárea no, por favor!" Grito desesperada para mis adentros. Armando solo percibe un ligero lamento; no deseo incrementar sus nervios. Se relaja escribiendo este diario.
<BR>
<BR>Una batería de manos escudriña procelosa mi interior. Todo se remueve. Nueva contracción. Por fortuna respiro bien, no siento asfixia. Una enfermera, para taimar mi ahogo, ha doblado una sábana a modo de almohada. El sueño intenta subyugarme pero el dolor se lo impide.
<BR>
<BR>11:56 Leve relax; ya no comprimo la mano de Armando. La somnolencia consigue someterme pero Israel no parece dispuesto a conceder tregua; vuelve a la carga. Tengo sed. Estoy agotada. Esto va para largo aunque procuro no agobiarme.
<BR>
<BR>
<BR>12:10 Armando se levanta para mirar las constantes. Se acerca a la mesa donde se depositan los papeles con mis datos y comenta: "A las 10:00 tenías 2 centímetros de dilatación con el 60% del cuello borrado; a las 11:43 el porcentaje ascendía al 80%, con los mismos centímetros dilatados."
<BR>
<BR>12:12 Entra una enfermera y estaciona la salvadora cuña bajo mis nalgas para poder miccionar. Una contracción impide el normal desarrollo de esta perentoria necesidad.
<BR>
<BR>
<BR>
<BR>Sofía no puede continuar reflejando sus sensaciones; en este momento (2:55 p.m.) tomo el mando de las operaciones. Cambia el prisma.
<BR>
<BR>Las contracciones a partir de las 12:15 habían progresado en intensidad; según el aparato medidor: 30, 51, 55, de pronto 109... y 122 ¡la máxima! Mi pequeña trepa por la cama. Agotada de cuerpo y mente, cree claudicar.
<BR>
<BR>"Vamos cielo, vas bien: ¡Tú puedes!" La animo.
<BR>
<BR>"No lo veo yo tan claro", contesta, con un rictus de preocupación, "la culpa es mía."
<BR>
<BR>"¡Ya empezamos!" Contesto, indignado. Añado: "¿por qué dices eso?"
<BR>
<BR>"Porque no he sabido aguantar la asfixia", responde.
<BR>
<BR>"Cielo, no diga chorradas. La asfixia te la provoca la presión que ejerce Israel... ¿Tiene él la culpa de tu ahogo? ¿La tienes tú, acaso, de sentirla? Deja de pensar semejante barbaridad."
<BR>
<BR>Pasan los minutos y cada nueva contracción añade muescas en el cargador de su resistencia. Flaquean sus fuerzas.
<BR>
<BR>1:30 Ingresa una doctora, tiesa como una mohama, para inspeccionar la evolución del evento. Se sorprende al leer una anotación, remarcada en bolígrafo rojo: "¿Intolerancia al vicryl? ¡Pero si eso es imposible! Es un tejido... hipoalergénico..." Sofi la apuñala con la mirada: "Imposible, dice, la petarda". "No le hagas caso, amor, ¿qué sabrá ésta por lo que pasaste?" Replico.
<BR>
<BR>A los pocos minutos regresa la interfecta; las noticias que trae no son nada alentadoras.
<BR>
<BR>"Es posible que esto acabe en cesárea, ¿eh?"
<BR>
<BR>Se acerca a Sofi y le inquiere:
<BR>
<BR>"¿Cuánto hace de la anterior?"
<BR>
<BR>"Tres años", responde.
<BR>
<BR>"Bueno, dos, al año siguiente tuvieron que intervenirla nuevamente", intervengo.
<BR>
<BR>"¿Te operaron otra vez?"
<BR>
<BR>"Sí. Expulsaba el vicryl y ante el riesgo de herniarse intervinieron."
<BR>
<BR>"¿Dónde?"
<BR>
<BR>"En el Parque de San Antonio."
<BR>
<BR>"¿Tienes los expedientes?"
<BR>
<BR>"Deben estar en poder del doctor."
<BR>
<BR>"¿Con qué te cosieron?"
<BR>
<BR>"Con docrol... o doscol... no sé"
<BR>
<BR>"Dexon", afirma la doctora.
<BR>
<BR>Todo se le viene encima. Un pánico feroz se dibuja en sus ojos. "Papi, tengo miedo", solloza. "No temas, corazón, no pasará nada", respondo en un vano intento por tranquilizarla. La cesárea, padeciendo disnea, es peligrosa: tienen que entubarla, dormirla con anestesia general y en su estado el riesgo de parada cardiorrespiratoria es muy elevado. Es más que comprensible su terror.
<BR>
<BR>Pocos minutos antes de las 2 Sofi ondea bandera blanca. No puede soportar el dolor. Tantas horas (desde las 8:30 que la bajaron a paritorios) la han rendido. Los médicos, a pesar de sus reticencias, acceden a suministrarle la epidural. A las 2:05 salgo de la habitación para que la inyecten.
<BR>
<BR>¡Veinticuatro! Veinticuatro minutos más tarde la puerta se vuelve a abrir. Atrás quedan inacabables minutos de zozobra y dudas, de andares por el níveo y gélido pasillo pensando en chaladuras. Al fin accedo al interior.
<BR>
<BR>Tres pinchazos, tres, han necesitado para acertar en la diana. Los anestesistas barajan dos hipótesis: una mala postura de Sofi en el proceso o la deficiente estructura de su columna. Eso ya no importa: ya no me recuerda Tarzán, saltando de liana en liana a cada nueva contracción. Incluso recupera el humor: el anestesista, un cachondo, no quiere que se mueva, como es natural, y, a la pregunta, inoportuna a todas luces, de que si se puede mover, él responde con un cortante NO que convoca la inmediata respuesta de Sofi: ¡Qué desaborío eres! ¿Desaborío yo? ¡Digo, desaborío, cuando en otra habitación me han prometido hasta un piso! ¡Ahora verás: te voy a quitar la epidural! Ni lo sueñes -le dice, apartándole la mano de la espalda-. Se acabó la tensión. Buena señal.
<BR>
<BR>Poco a poco logra relajarse. La droga surte efecto casi inmediato, aunque el catéter se ha inclinado a la derecha -como casi todo últimamente- y solo consigue dormir por completo la pierna del mismo lado; en la izquierda nota pequeñas molestias.
<BR>
<BR>3:34 Decido ir a comer previendo que el asunto se puede alargar unas cuantas horas. Hay que recopilar energías.
<BR>
<BR>4:01 Regreso a la habitación. Sofi aparece despejada. Me mira y sonríe: "¡Papi, estoy casi de 8 centímetros!" Exclama emocionada. "¡Qué bien, mi amor! Ya estamos cerca" -una sonrisa se edifica en mi boca al tiempo que el dedo gordo de mi mano derecha señala que todo marcha sobre ruedas-.
<BR>
<BR>4:35 Preparación al parto. En un instante elevan sus piernas sobre dos cabestrillos e inclinan la cama-paritorio hasta emplazar la salida a la altura de los ojos de la doctora, que se sienta en un taburete para examinarla.
<BR>
<BR>4:42 Logro verle los pelillos a Israel. Extraña sensación.
<BR>
<BR>4:47 Aun es pronto. Sofi debe descansar. Esperarán un rato. Le indican que empuje cada vez que tenga una contracción. Ella, aplicada, cumple con rigor las indicaciones.
<BR>
<BR>4:54 La epidural le provoca intensos temblores. El lado izquierdo continúa importunando. "¿Tienes dolor o molestia?" Pregunta David, el anestesista. "Me duele", confirma Sofi. "¡Bien, te pondré más veneno!" Dice al salir. "Gracias."
<BR>
<BR>Empuja. Comienza a angustiarse al sentir una fuerte presión en el bajo vientre que confunde con deseos de evacuar. Le confirman que es Israel y no las heces quien provoca esa sensación. Aun tiembla. Me comenta que tiene frío. Le tapo un brazo.
<BR>
<BR>5:03 Me invitan amablemente a abandonar el paritorio: han de prepararla para el feliz acontecimiento.
<BR>
<BR>Aquí me hallo, sentado en el alféizar de un ventanal frente a la habitación, en idéntica postura a la que tenía a las 2:05 pero que con otro talante. Ya todo rueda. Dentro de un rato me llamarán para ver salir a mi pequeño. (Más tarde me enteré de que mi expulsión estuvo motivada por la prudencia de los médicos, que no deseaban que viera la episiotomía ni el uso de fórceps a la hora de facilitar el advenimiento de Israel).
<BR>
<BR>5:10 p.m. ¡¡¡SE PRODUCE EL MILAGRO DE LA VIDA!!!
<BR>
<BR>Israel es transportado allende su acuático saquito con un enérgico y controlado arrastre final. La compenetración de todo el equipo es perfecta: una coge al bebé; otra sitúa las tenazas en el cordón; otra lo corta instantes después de portarlo hasta el regazo de su madre, que sonríe satisfecha. Lo bañan. Llora -como debe ser- por la incomodidad del nuevo estatus. Dos lagrimones surcan mi cara. ¡Qué emoción! He podido asistir al nacimiento de mi segundo hijo; con el primero no pude por la inoportuna cesárea. ¡Inolvidable!
<BR><BR><BR>[ Este mensaje fue editado por: Tusitala on 01-04-2004 18:10 ]

Brisne
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Mensaje por Brisne »

Alguien me dijo que el parto era un comienzo, y que razón tenian. Pasada la primera reacción de estupor , ya me encuentro con el crio en los brazos, y desde ahora hasta, prefiero no pensarlo.
<BR>
<BR>Armando sonrie orgulloso, mientras me mira y mira al bebé. Yo me miro, dios mio, parece que vaya a tener otro crio de lo grande que tengo aún la barriga, espero que esto no sea permanente. Algo habré de hacer, quiero mi talla 40 ya.
<BR>
<BR>-¿Es bonito, verdad?- le preguntó
<BR>-Claro, es precioso
<BR>
<BR>Estoy por ponerle a el el babero, creo que no le importaria mucho eso de tomar el pecho. Sonrio, Israel comienza a berrear, una vez más. Cada tres horas, no se si voy a poder aguantar esto mucho más tiempo, necesito dormir.
<BR>
<BR>
<BR>

Tusitala
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Mensaje por Tusitala »

Pobre Israel, le han diagnosticado el inclemente cólico del lactante. Las horas se hacen interminables, viendo sufrir a la criatura. No sé como Angel puede dormir con el llanto tan espantoso del hermanito.
<BR>
<BR>Sofía cree claudicar. "He llegado a mi límite, Armando". Pero aguanta. Es dura de pelar. A pesar de las noches en vela, de los desvelos y frustraciones por no poder consolar al pequeño, no ceja en su empeño... y no se derrumba. Admiro su capacidad de adaptación a las adversidades.
<BR>
<BR>El nuevo crío genera expectativas diferentes. He de conseguir un trabajo extra para los nuevos y ostentosos gastos que generará la situación actual.
<BR>
<BR>Voy a anunciarme ahora mismo...

zynnya
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Mensaje por zynnya »

El embarazo, los problemas en el parto, el nuevo miembro de la casa... Sofía está feliz pero agotada; nota un distanciamiento en Armando. Es cariñoso, atento, pero no es eso lo que ella quiere de él. Notó el pánico instalado en su mirada cuando pensó que podía perderla, por un momento tuvo la certeza de que no todo etaba perdido. Ahora, instalados en la rutina, se da cuenta que un hijo puede atar, pero no salvar su matrionio. Desea recuperarlo, pero con esa figura... Mira a su alrededor y no resiste comparación con cualquier otra mujer en la que se fija.
<BR>Armando ha comprado un regalo al personal del hospital que atendió a su mujer. Piensa en una de las enferemeras más de lo que debiera. Se llama Alicia y estuvo especialmente cariñosa con él, o eso le pareció. Sofía es una buena madre, le gusta la familia que ha formado, pero Alicia... Esos ojos verdes de Alicia no le dan descanso.
<BR>Arranca el coche y enfila decidido el camino hacia el hospital. Recuerda su angustia de hace pocos días; ahora le sudan las manos. Hay una nueva vida en su casa. Quiere una nueva vida para él...

Brisne
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Mensaje por Brisne »

Armando aún no ha llegado a casa, son las tres de la mañana y nada. Aqui el pobre Israel berreando tres horas, yo con los puntos que me tiran un montón, llena de nolotil y este, no se bien que llamarlo, por ahí.
<BR>
<BR>En fin, tomaré otro café para no quedarme dormida y otra pastilla y a ver si se le acaba el puto cólico. Creo que al final lloraré con él, aqui, los dos tumbados sobre la cama.
<BR>
<BR>Armando, Armando....
<BR><BR><BR>[ Este mensaje fue editado por: Brisne on 02-04-2004 10:36 ]

Jimul
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Mensaje por Jimul »

¡Alicia, Alicia... Sofía! La cabeza de Armando estaba totalmente confusa... Los sentimientos, enredados... En estos momentos ya no podía pensar ni con la polla, el gatillazo con aquella hermosa enfermera de ojos azules, fue monumental...
<BR>
<BR>Ella lo entendió perfectamente, no obstante las mujeres suelen tener un sexto sentido para este tipo de cuestiones... El lugar de la aventura no dejaba mucho al romanticismo, la sala de operaciones, que muchas veces se convierte en antesala de la muerte... Había sido un tremendo error dejarse enredar, por aquella mirada pícara de la enfermera rubia...
<BR>
<BR>Aquel lugar le traía recuerdos de Sofía en los momentos más críticos de su último parto... Salió avergonzado, subiéndose los pantalones con cierta rapidez y balbuceando miles de palabras inconexas y sin sentido... Alicia le dio un beso muy dulce en los labios, que aún le dejó más confundido...
<BR>
<BR>Eran las 3 de la mañana y estaba lloviendo a cántaros... Cogió su coche, un precioso y robusto BMW Kompressor y salió zumbando de aquel hospital, como queriendo borrar lo que había sucedido...
<BR>
<BR>Su casa estaba a media hora del hospital, aunque se podía hacer en 10 minutos si se era un hábil conductor, y si se tomaba la via rápida oportuna se llegaba en un suspiro...
<BR>
<BR>Debido a la noche cerrada y a la cortina de agua caída Armando se despistó de acceso y salió hacia una carretera secundaria, cuando se quiso dar cuenta, se había acabado la carretera, el morro del BMW estaba empotrado contra un muro y todos los airbags habían saltado al unísono... Armando había tenido un accidente... Sin sentido, con el coche destrozado y una lluvia intensa, Armando estaba en un recóndito paraje por el que apenas nadie pasaba...
<BR>
<BR>Sofía tuvo un vuelco en el corazón, ese tipo de vuelcos que te dicen que algo no marcha bien... Inmediatamente llamó al hospital... Cómo no, se puso al teléfono Alicia (es curioso, a veces la vida te juega este tipo de situaciones tan ridículas, como dolorosas)
<BR>
<BR>Hospital Cruz Roja, dígame...
<BR>
<BR>Hola, mire... Soy Sofía una paciente que ha salido hace dos días del hospital, y quería saber si mi marido Armando Román Villaralbo ha estado por ahí esta noche...
<BR>
<BR>Alicia no sabía qué contestar... Tras una breve pausa y tragar algo de saliva contestó lo siguiente:
<BR>
<BR>"Sí, estuvo aquí y nos regaló unos bombones y un ramo de flores... Nos felicitó y se fue hace rato, me imagino que a celebrarlo, estaba muy contento... Tiene un marido excepcional..."
<BR>
<BR>Esta contestación agravó más las sospechas de Sofía... Con un lacónico "Gracias por todo" acabó la conversación telefónica...
<BR>
<BR>Sofía inmediatamente se puso como loca e hizo muchas llamadas... Eran las 6 cuando cayó rendida ante el estrés de buscar a su marido y cuidar al niño...
<BR>
<BR>A las 6:15 h. una llamada la despierta, una voz que se identifica como personal de la Guardia Civil de Tráfico, avisó a Sofía del accidente de su marido... Y que, aunque estaba grave, saldría con vida...
<BR>
<BR>No tuvo tiempo de nada... Cogió al niño entre sus brazos, llamó a un taxi y allí se plantaron los dos...
<BR>
<BR>Alicia la esperaba, pero ya vestida de paisano, le explicó todo lo sucedido (excepto su aventurilla, no era el momento)...
<BR>
<BR>Fueron días horrorosos los que pasó Sofía, el niño fue cuidado, en principio por las enfermeras, más tarde una hermana de Sofía se hizo cargo provisionalmente del niño...
<BR>
<BR>Las noticias eran desoladoras, Armando había entrado en coma, y por muy bien que saliese, quedaría tetrapléjico... Ese era el panorama que le esperaba a Sofía y a Israel...
<BR>

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