Carta de Amor y amor a la carta

Abulafia · Mensaje por **Abulafia** » 04 Jun 2005 01:26

Querida dama:
 
 Tomo hoy la pluma porque no puedo tomar nada más fuerte, me lo ha prohibido el médico; los abusos, dice, las noches del pasado, insiste. Y ahora que la primavera ha llegado -me notarás algo más delgado- quiero contar lo que siento por ti sin que nadie se entere puesto que nuestro amor es secreto. Soy consciente que no sabes leer pero deja que me exprese y me relaje, deja que me ponga las zapatillas del corazón. Para entronizar nuestro amor, grabaría en un árbol un corazón, pero no tengo rotulador. Cantaría en los jardines pero desafino. Llamaría a la radio pero no tengo teléfono y, además, ¿qué sabe ese insulso aparato de sentimientos? Así de triste es la vida cuando de amar se trata.
 
 La primera vez que te vi noté una extraña sensación, un desasosiego, un comenzón; es cierto, era primavera también y ya padecía esta alergia pero podría jurar que no fue ése el motivo, fueron tus ojos, esos preciosos ojos que me encantaron dos años después cuando por fin te quitaste las gafas de sol. Ay, que bonitos son. Mentiría si dijera que obvié mirar tus piernas pero siempre he admirado las columnas que sujetan los portentosos edificios y uno de ellos, lo afirmo, es tu cuerpo. Sí, sí, vuelvo a confesar que también deslicé unas miraditas a tus otras redondeces pero la naturaleza sabía lo que hacía cuando moldeó tu cuerpo y también lo sabía cuando me dotó de ojos, dos, concretamente. Y tu voz, dulce y cálida, que acuna, que canta cuando habla y habla cuando canta; también a mí me gusta el hip-hop, amada, estamos hechos el uno para el otro y el otro para los unos, como los mosqueteros pero sin capa.
 
 Podría alabarte durante días, ¿qué digo días? ¡Años! Pero no quiero aturdirte, no ahora que vas a ser madre de nuevo. Te casaste y no fue conmigo pero no merma eso el amor pues es éste grande y sabe mantenerse a flote incluso en los momentos de mayor lluvia. Gotas, gotas frías sobre mi rostro que refrescan el ardor, no, no temas, no es de estómago es pasión, tontita. Tú lo sabes o deberías saberlo porque tú lo sabes todo de mí.
 
 Debo despedirme ahora, abandonar esta carta en manos del Destino tenaz porque llaman a la puerta, esa puerta que cuando se abre desea enmarcarte a ti y no al cobrador del frac pero mi vida es triste desde que te fuiste y sólo él viene de vez en cuando para compartir su tiempo.
 
 Que sepas, es mi deseo, que sigo amándote como el primer día pero, quizá, con un poco más de tos. Debo dejar de fumar, lo sé, lo sé, pero mi melancolía me lo impide.
 
 Un beso, recibe, de tu amante secreto.
 Ulrico Pares o Nones