Malos tiempos para la amistad...
Publicado: 05 Abr 2005 19:11
… Me gustan las frases hechas… Esas sentencias que cada uno repite como si fueran propias, y que al mismo tiempo son de todos.
<BR>La palabra amigo va unida casi siempre a la frase “se pueden contar con los dedos de una mano”. Así que cada uno deberíamos tener cinco amigos como máximo y uno como mínimo…
<BR>Por mis alrededores corren malos tiempos para la amistad, y tratar de organizar una cena con distintas amigos lleva detrás una complicadísima logística.
<BR>He pasado veinte años sin pelearme con una sola de mis amigas y ahora casi puedo decir que no me queda una con la que no lo haya hecho…
<BR>Es curioso pensar que el final de una amistad suele arrastrar todo lo que no te has dicho. El silencio va fabricando un iglú y te mete dentro. Lo no dicho se convierte en el peor de los enemigos. Otras veces ni una misma sabe por qué con esa amiga con la que compartías todo ya no te une nada. Así, sin más, como un extraño antojo de la vida.
<BR>Como si de la noche a la mañana tu pie cambiase de número y ya no te cupiera ni uno solo de tus zapatos.
<BR>Hay amistades cíclicas con las que presientes que te volverás a encontrar en otro momento. Y otras que aún están por estrenar y no quieres usar mucho para que no se desgasten. Las amistades de hace muchos años conocen tus tropezones. Se dan cuenta de que tus novios siempre cojean de lo mismo, de que en realidad es el mismo hombre con distinto corte de pelo. Conocen cada una de las esquinas donde te has caído. Por todo esto hay momentos en los que uno quiere vivir sin testigos.
<BR>Cada día que pasa, llamar a mis amigas me resulta más difícil, y supongo que a ellas les pasa lo mismo… Recuerdo el programa de televisión “quien sabe donde?”, en el que la gente salía un día de su casa y pasaba quince años sin dar señales de vida. Irse sin dejar rastro tiene una parte triste y otra fascinante, que es la de empezar de cero, sin ninguna referencia. ¿Quién sabe dónde están los amigos que hemos perdido? Pero, por suerte, otros están por llegar…
<BR>
<BR>La palabra amigo va unida casi siempre a la frase “se pueden contar con los dedos de una mano”. Así que cada uno deberíamos tener cinco amigos como máximo y uno como mínimo…
<BR>Por mis alrededores corren malos tiempos para la amistad, y tratar de organizar una cena con distintas amigos lleva detrás una complicadísima logística.
<BR>He pasado veinte años sin pelearme con una sola de mis amigas y ahora casi puedo decir que no me queda una con la que no lo haya hecho…
<BR>Es curioso pensar que el final de una amistad suele arrastrar todo lo que no te has dicho. El silencio va fabricando un iglú y te mete dentro. Lo no dicho se convierte en el peor de los enemigos. Otras veces ni una misma sabe por qué con esa amiga con la que compartías todo ya no te une nada. Así, sin más, como un extraño antojo de la vida.
<BR>Como si de la noche a la mañana tu pie cambiase de número y ya no te cupiera ni uno solo de tus zapatos.
<BR>Hay amistades cíclicas con las que presientes que te volverás a encontrar en otro momento. Y otras que aún están por estrenar y no quieres usar mucho para que no se desgasten. Las amistades de hace muchos años conocen tus tropezones. Se dan cuenta de que tus novios siempre cojean de lo mismo, de que en realidad es el mismo hombre con distinto corte de pelo. Conocen cada una de las esquinas donde te has caído. Por todo esto hay momentos en los que uno quiere vivir sin testigos.
<BR>Cada día que pasa, llamar a mis amigas me resulta más difícil, y supongo que a ellas les pasa lo mismo… Recuerdo el programa de televisión “quien sabe donde?”, en el que la gente salía un día de su casa y pasaba quince años sin dar señales de vida. Irse sin dejar rastro tiene una parte triste y otra fascinante, que es la de empezar de cero, sin ninguna referencia. ¿Quién sabe dónde están los amigos que hemos perdido? Pero, por suerte, otros están por llegar…
<BR>