"La naciencia" de Luis Chamizo.

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elissita
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"La naciencia" de Luis Chamizo.

Mensaje por elissita »

Bruñó los recios nubarrones pardos
<BR>la lus del sol que s´agachó en un cerro,
<BR>y las artas cogollas de los árboles
<BR>d´un coló de naranja se tiñeron.
<BR>
<BR>A bocanás el aire nos traía
<BR>los ´ruíos d´allá lejos
<BR>y el toque d´oración de las campanas
<BR>de l´iglesia del pueblo.
<BR>Íbamos dambos juntos, en la burra,
<BR>por el camino nuevo;
<BR>mi mujé, mu malita,
<BR>suspirando y gimiendo.
<BR>
<BR>Bandás de gorïatos montesinos
<BR>volaban, chirrïando, por el cielo,
<BR>y volaban pal sol, qu´en los canchales
<BR>daba relumbres d´espejuelos.
<BR>
<BR>Los grillos y las ranas
<BR>cantaban a lo lejos,
<BR>y camtaban tamién los colorines
<BR>sobre las jaras y los brezos;
<BR>y, roando, roando, de las sierras
<BR>llegaba el dolondón de los cencerros.
<BR>
<BR>
<BR>¡Qué tarde más bonito!
<BR>¡Qu´anochecer más güeno!
<BR>¡Qué tarde tan alegre
<BR>si juéramos contentos!...
<BR>
<BR>
<BR>-No pué ser más- me ijo-, vaite, vaite,
<BR>con la burra pal pueblo,
<BR>y güérvete de prisa con l´agüela,
<BR>la comadre o el méico.
<BR>Y bajó de la burra poco a poco,
<BR>s´arrellanó en el suelo,
<BR>juntó las manos y miró p´arriba
<BR>pa los bruñíos nubarrones recios.
<BR>
<BR>¡Dirme, dejagla sola,
<BR>dejagla yo a ella com´un perro,
<BR>en metá de la jesa,
<BR>una legua del pueblo...
<BR>eso no! De la rama
<BR>d´arriba d´un guapero,
<BR>con los ojos reondos
<BR>me miraba un mochuelo;
<BR>un mochuelo con ojos vedriaos
<BR>como los ojos de los muertos...
<BR>
<BR>¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
<BR>pero yo de qué sirvo si me queo!
<BR>
<BR>La burra, que roía los tomillos
<BR>floridos del lindero,
<BR>careaba las moscas con el rabo,
<BR>y dejaba el careo,
<BR>levantaba el jocico, me miraba
<BR>y seguía royendo.
<BR>¡Qué pensará la burra
<BR>si es que tienen las burras pensamientos!
<BR>
<BR>
<BR>Me juí junt´a mi Juana,
<BR>me jinqué de röillas en el suelo,
<BR>jice por recordá las oraciones
<BR>que m´enseñaron cuando nuevo.
<BR>No tenía pacencia
<BR>p´hacé memoria de los rezos...
<BR>¡Quién podrá socorregla si me voy!
<BR>¡Quén va po la comadre si me queo!
<BR>
<BR>Aturío del to gorví los ojos
<BR>pa los ojos reondos del mochuelo;
<BR>y aquellos ojos verdes,
<BR>tan grandes, tan abiertos,
<BR>qu´otras veces a mí me dieron risa,
<BR>hora me daban mieo.
<BR>¡Qué mirarán tan fijos
<BR>los ojos del mochuelo!
<BR>
<BR>No cantaban las ranas,
<BR>los grillos no cantaban a lo lejos,
<BR>las bocanás del aire s´aplacaron,
<BR>s´asomaron la luna y el lucero,
<BR>no llegaba, roando, de las sierras
<BR>el dolondón de los cencerros...
<BR>¡Daba tanta quietú mucha congoja!
<BR>¡Daba yo no sé qué tanto silencio!
<BR>
<BR>M´arrimé más pa ella;
<BR>l´abrasaba el aliento,
<BR>le temblaban las manos,
<BR>tiritaba su cuerpo...
<BR>Y a la lus de la luna eran sus ojos
<BR>más grandes y más negros.
<BR>Yo sentí que los míos chorreaban
<BR>lagrimones de fuego.
<BR>Uno cayó roando,
<BR>y, prendío d´un pelo,
<BR>en metá de su frente
<BR>se queó reluciendo.
<BR>¡Qué bonita y qué güena,
<BR>quién pudiera ser méico!
<BR>
<BR>Señó: tú que lo sabes
<BR>lo mucho que la quiero.
<BR>Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
<BR>Señó, tu qu´eres güeno;
<BR>tú que jaces que broten las simientes
<BR>qu´echamos en el suelo;
<BR>tú que jaces que granen las espigas,
<BR>cuando llega su tiempo;
<BR>tú que jaces que paran las ovejas,
<BR>sin comadres ni méicos...
<BR>¿por qué, Señó, se va a morí mi Juana,
<BR>con lo que yo la quiero,
<BR>siendo yo tan honrao
<BR>y siendo tú tan güeno?...
<BR>
<BR>¡Ay! qué noche más larga
<BR>de tanto sufrimiento:
<BR>¡qué cosas pasarían
<BR>que decilas no pueo!
<BR>Jizo Dios un milagro;
<BR>¡no podía ser menos!
<BR>
<BR>Toíto lleno de tierra
<BR>le levanté del suelo;
<BR>lo miré mu despacio, mu despacio,
<BR>con una miaja de respeto.
<BR>Era un hijo, ¡mi hijo!,
<BR>hijo dambos, hijo nuestro...
<BR>Ella me lo pedía
<BR>con los brazos abiertos.
<BR>¡Qué bonita qu´estaba
<BR>llorando y sonriyendo!
<BR>
<BR>Venía clareando,
<BR>s´oían a los lejos
<BR>las risotás de los pastores
<BR>y el dolondón de los cencerros.
<BR>Besé a la madre y le quité mi hijo,
<BR>salí con él corriendo,
<BR>y en un regacho d´agua clara
<BR>lo lavé tó el cuerpo.
<BR>Me sentí más honrao,
<BR>más cristiano, más güeno,
<BR>bautizando a mi hijo como el cura
<BR>bautiza los muchachos en el pueblo.
<BR>
<BR>Tié que ser campusino,
<BR>tié que ser de los nuestros,
<BR>que por algo nació baj´una encina
<BR>del caminito nuevo.
<BR>
<BR>Icen que la nacencia es una cosa
<BR>que miran los señores del pueblo:
<BR>pos pa mí que mi hijo
<BR>la tié mejor que ellos,
<BR>que Dios jizo en presona con mi Juana
<BR>de comadre y de méico.
<BR>
<BR>Asina que nació besó la tierra,
<BR>que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
<BR>y jué la misma luna
<BR>quien le pagó aquel beso...
<BR>¡Qué saben d´estas cosas
<BR>los señores aquellos!
<BR>
<BR>Dos salimos del chozo;
<BR>tres golvimos al pueblo.
<BR>Jizo Dios un milagro en el camino:
<BR>¡no podía por menos!
<BR>

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