Dejar de ser. De Carlos Asensio Alonso

Dejar de ser

Para @CanalLiteratura

Dejar de ser nació como una necesidad de extinguirse. De convertirse en una cosa nueva. De crecer y dejar atrás lastres y viejas rutinas del alma.

Las páginas de este libro suponen una exhaustiva búsqueda, pero también un duro camino de autodescubrimiento: conocerse y sentirse, aceptarse, pero también cambiar, fundirse con otra persona y dar nacimiento a lo que podríamos llamar un ser nuevo.

Dejar de ser está repleto de símbolos de despedida y de unión, de amor (propio y ajeno), de desfragmentación de la mente y el cuerpo. Mis poemas, con sus largas frases, no son sino retales de un sentir más antiguo y más primario que el propio mundo: mudarse de piel.

También se puede entender así: dejar que la erosión del tiempo arrastre la capa superior de los sedimentos adheridos a la memoria, para que de esta forma (y sólo quizás), podamos redescubrir un viejo yo que ya estaba perdido. O podamos dar lugar a un nuevo yo que no es ni el viejo ni el nuevo sino una triunfal suma de los dos.

La historia de la literatura, tan centrada siempre en el ego, nunca ha entendido esta necesidad imperiosa de no ser, de desaparecer del mapa egoísta de la vida. Se ha tendido a ver la descomposición del yo como un insulto a la existencia y a la individualidad, como si ser uno mismo fuera tan relevante que no ser nadie no lo fuera.

Como si conocer a alguien e introducirlo para siempre en tu precioso y particular universo no supusiera, en alguna medida, dejar de ser uno mismo.

Carlos Asensio Alonso

 

El libro

 

Dejar de ser

Lo que tienes entre tus manos no es solo un artefacto al que llamamos libro por su arquitectura.

En muchas ocasiones, cuando hablamos sobre libros, olvidamos hablar de su tacto, de sus colores, de sus sonidos o sus olores, aunque muchos libros guarden la máxima percepción de esas sensaciones entre sus palabras más que en sus materiales arquitectónicos.

Por eso mismo, cuando leas esto, recuerda cuando quitaste el plástico que envolvía esta estructura y sabrás que no era un simple acto mecánico, sino el comienzo del acompañamiento al desnudo al que nos invita Carlos en este su (nuestro) caminar poético.

Un caminar que él mismo nos define como camino desvaído con paso apesadumbrado pero con la libertad del sol. ¿Acaso no hay mayor libertad que caminar por zonas no reconocidas incluso cuando pertenecen a tu transitar?

Para emprender tal camino es necesario desnudarse, porque el desnudo es algo que nos acompaña en nuestra vida cotidiana pero a lo que nunca le damos su espacio esencial. ¿Qué sería de la poesía sin la concepción del desnudo? ¿Qué sería del desnudo sin la concepción de lo poético?

Cuando observamos, el desnudo es parte viva del acto, ya que sólo se puede observar desde la desnudez de los elementos, desde lo elemental de nuestras palabras, de nuestro movimiento, de nuestros sentimientos, de nuestros pensamientos. Todo ello desde una espera activa, sin desespero, como contraposición del dicho popular, y sin la contemplación melancólica típica de una época de inquietud asistida.

Este libro se podría plantear como si se tratara de una constelación poética. Nos sirve como un mapa lleno de zonas y espacios con los cuales revivir y descubrir el instante en el que se está. Instante que se convertirá en celebración por el nacimiento de un nuevo ser y que, como ocurre con todo nacimiento, será acompañado de la incógnita, ese interrogante que nos invita a seguir el proceso de la vida y la muerte y a aprender de él como si de un viaje a Ítaca se tratara.

Para todo ello hace falta dejar de ser. Para aprender, hay que dejar de ser para poder ser otro. Para estar, hay que dejar de estar para poder conocer lo otro, el desplazamiento hacia zonas desconocidas. En definitiva, ser un ex.

Como diría el poeta de Orihuela, las despedidas huelen a muerte, pero esta despedida a la que nos invita Carlos no es más que el intento de mudar de piel para que esa piel siga siendo acariciada por otras manos, besada por otros labios, sudada por otros cuerpos.

El mejor termómetro cuando se lee poesía es escuchar la propia respiración entre palabra y palabra. ¿Para qué respirar si yo te quiero? La respiración como consciencia. El espacio que hay entre lo concreto, el eco de las acciones y el ser en espacios de paso.

El mismo autor nos indica al final del libro tres lugares de paso donde fueron concebidos estos versos (León, Londres, Madrid), contextos que nos ayudan a cuidar y ampliar más aún si cabe el transcurso de la lectura. Tres ciudades que te evocarán diferentes imágenes junto a las palabras que nos muestra Carlos.

Ciudades impregnadas de multitud de historias esperando a dejar de ser historias de unos para ser historias de otros.

Por todo ello, y a pesar de que sabemos que el amor es cruel y egoísta, como nos recuerda Paul B. Preciado, ese egoísmo es el de quererse a uno mismo y esa crueldad es la que conlleva tal reflexión.

Por todo esto, y en versos del propio poeta, seamos supervivientes del desastre, porque el desastre no puede ser otro que el que no deja de ser a cada minuto lo que puede ser.

PRÓLOGO (NIÑO DE ELCHE)

 

El autor

Carlos Asensio

Carlos Asensio (Palma de Mallorca, 1986) es licenciado en Sociología y Ciencias Políticas, poeta y escritor y director de marketing en una editorial. Ha publicado el poemario Dejar de ser (2017) y su poesía también ha aparecido en el libro colectivo Y lo demás es silencio, vol. II. (2016) y en varias revistas y publicaciones literarias. Colabora con Diario 16 y escribe para medios culturales como OcultaLit o Revista Poémame, además de en su blog.

Datos del Libro

Título: Dejar de ser.

Género: Poesía.

Editorial: Chiado.

Prólogo de Niño de Elche.

Publicación: Diciembre 2017.

Páginas: 64.

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