Conspiración para asesinar a Obama. Por Rebecca van Winter

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Conspiración para secuestrar a su hija Malia Obama

¡Sí! Como lo estas leyendo.

Hay dos células distintas —no sé cómo denominarlas «¿terroristas?»— que están orquestando, fraguando y preparando lo que anuncio como cabecera. Asesinar a Obama y secuestrar a su hija.

La primera célula más adelantada en organización es la que trabaja en el secuestro de una de las hijas de los Obama. Apuestan por la mayor, por Malia.

La segunda célula se centra en preparar un atentado y eliminar al Presidente americano residente en La Casa Blanca-The White House; eso sí, son dos actuaciones independientes.

Pero te explicaré todo desde el principio. Te explicaré por qué tengo esta información.

Hace unas semanas, en una entrevista para la radio hablando de mi novela y de las muchas premoniciones acertadas que contiene; hablando de quién es mi fuente, el locutor me preguntó:

—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con Yaiza, con el Mesías prometido?

¡Sí, has leído bien!… el Mesías prometido hace siglos, pero en la figura de una mujer.

Ya lo tengo asimilado, así que solo me encojo de hombros y digo: ¿Por qué no?

Para aquel o aquella que no sepa de qué hablo, explicaré que desde hace más de cinco años me honra con su presencia y sabiduría, Yaiza, ese «ángel» que se identificó así, al principio de mis conversaciones, para luego desvelarme quién era.

Ella me explicaba y explica a la forma, habla y gestos propios de una chica del siglo XXI acontecimientos que están por suceder entre otra suerte de cosas.

Le respondí a mi amigo, locutor de radio, que el último encuentro fue aproximadamente en los primeros días del mes de octubre, para explicarme por qué algunas personas hablan con los difuntos y por qué se producen las experiencias cercanas a la muerte para realizar un artículo que en breve publicaré. Pero anoche, 22 de octubre del 2014, Yaiza me despertó para que conversáramos.

Me despertó para anunciarme algo importante y reconozco muy preocupante.

Siempre ocurre igual. Despierta mi alma dormida para llevarme a un lugar que para mí después de más de cinco años de tertulias y enseñanzas se ha convertido en un lugar mágico, entendiendo por magia un lugar, un paraíso…, mi paraíso de sabiduría, donde sí o sí desvela preguntas que siempre me he formulado.

Pero toda moneda tiene dos caras; cruz y cara.

¡Verás! Cuando tienes sueños premonitorios y estos son buenos estás deseando compartirlos pero ¿qué ocurre cuando no son positivos, cuando la noticia que debes facilitar es sencillamente mala, infame, injusta?

No sé cómo obrarías tú, pero te puedo asegurar y garantizar que la comida de «tarro»—permíteme la expresión—no tiene parangón.

Pero avanzo con su mensaje que mis sentimientos pasan a un segundo plano y entenderás pronto por qué.

            «Paseamos por esos jardines maravillosos que posee su planeta. Unos jardines llenos de flores sin marchitar de olor continuo, suave y tenue a una mezcla de rosas, jazmín, lilas y madreselva, como si un ambientador a golpe de barita mágica supiera cuándo insuflar esencia, perfume, y cuándo dejar de hacerlo para respirar olor a limpio y despejado de cualquier brizna de aroma.

Yaiza es muy alegre, es una mujer incansable que nunca borra la sonrisa de su cara, pero anoche (pues para mí era de noche, aunque en su planeta brillara una luz envidiable) la noté más taciturna de lo normal.paisaje bosque

—¡Verás!, sé que hoy has tenido entrevista para una emisora de radio y sé que te han preguntado cuándo ha sido la última vez que me has visto.

Sonrío, no puedo evitarlo… Ya estoy acostumbrada a saber que todos mis actos, nuestros actos, son observados al milímetro.

—¿Respondí bien? —pregunto con toda la humildad del mundo.

—¡Claro que sí!… ¡No dudes tanto de tu capacidad! Te lo he indicado miles de veces: Nadie nace pulido, Rebecca, a aquel que te critique me gustaría verlo, a él o ella, en tu misma situación.

—¡Ya, ya lo sé!, pero no quiero contar más confidencias de las estrictamente convenidas.

Sonríe y se le iluminan la cara y esos enormes ojos verdes.

—No te preocupes, eres demasiado prudente y lo sabes, pero bueno, tú misma debes evolucionar y desterrar tus temores —levanta las manos—. Pero esta vez no vamos a centrarnos en ti.

Desvía levemente su mirada de mí y un leve estremecimiento sacude mi cuerpo. Ya son demasiadas veces, ya sé lo que ahora viene. Suspiro profundamente.

Yaiza sonríe de nuevo. Se detiene. Nos paramos. Me mira y coge mis manos.

—¿Qué temes? ¿Si todavía no sabes qué te voy a relatar?

Esbozo una ligera sonrisa.

—Pero presiento que será algo que me hará dudar —desvío la mirada, la aparto de sus ojos verdes. Noto como zarandea mis manos para volver a captar mi atención.

—Pero, antes de juzgar, déjame que te explique y luego decides. ¿No crees?—me pregunta dulcemente.

Respiro profundo. Nuevamente lleva razón.

—¡Vale! ¡Dime!

—Escribiste en la novela Lo Inesperado, en el año 2009, que había dos bandos, vamos a llamarlo así, dentro del Servicio Secreto que protege al Presidente actual de la Casa Blanca. Aquellos que de verdad velan por la seguridad del Presidente Barak Obama y aquellos que consideran exagerados a estos primeros y ven como excesivas las medidas de seguridad extremas que se le han puesto desde que accedió al poder en 2008. ¿Verdad?

Asiento con la cabeza.

—Verás, Rebecca, hoy tengo que decirte algo. Hoy tengo que informarte de que el tiempo pasa y desafortunadamente hay dos grupos, dos células activas que están orquestando dos maneras distintas de hacer daño al Presidente de EE.UU. y a su familia, y no me refiero a l a apatía que reina en el Servicio Secreto por parte de aquellos y aquellas a los que no les apetece jugarse ni un milímetro de piel por alguien de color—mueve la cabeza apesadumbrada—. Me estoy refiriendo a algo tremendamente serio al hablarte de estas dos células —toma aire y prosigue.

bunker3—La primera célula es la más avanzada en sus pretensiones y este grupo de cuatro personas, dos afroamericanos y dos de raza blanca, llevan bastante adelantada la planificación del secuestro de una de sus hijas. Posiblemente la mayor, Maila Ann, que a sus 16 años, como cualquier joven de su edad, sale con sus amigas —inspira, coge aire—. Ese es el momento más vulnerable en su seguridad y ese es el momento que están barajando para secuestrarla y llevarla al estado de Texas a un búnker muy preparado y acondicionado que tiene en propiedad una compañía de seguridad privada. Detrás están los grupos de extrema derecha que no ven con buenos ojos la tibieza con que Obama está tratando a los «moros», como ellos los llaman.

Me mira, está pendiente de mi reacción y prosigue.

—Lo van a hacer ya, en cualquier momento: es cuestión de decisión. Paciencia poseen y mucha.

Mi corazón se acelera cada vez más y más mientras mi mente piensa y analiza las medidas de seguridad que llevará la niña.

—¡Claro que lleva mucha protección!, pero ese no es el impedimento. ¡Mira!, hace unos meses este grupo ya lo intentó; de hecho han tenido varias oportunidades que han utilizado como simulacro de lo que, si nadie lo remedia, va a ocurrir. Están muy bien planificados y organizados y están muy bien infiltrados en puestos importantes dentro del Servicio Secreto, y, lo más preocupante… son tremendamente pacientes y no cejarán en su empeño.

No puedo dar crédito a lo que me está relatando.

—Pero, pero ¿cambiarán los agentes? Supongo que no siempre serán los mismos los que la vigilan. ¡Uf! ¡Qué fuerte lo que me estás confesando!

Yaiza asiente con la cabeza y solo con mirarme sabe que mi pulso está más acelerado de la cuenta. Me invita a sentarme en uno de los bancos del hermoso jardín con vistas a uno de los lagos que el Planeta posee.

Vuelve a cogerme las manos esbozando una sonrisa.

—¿Estás bien?

¡Ahora sí! Le respondo mentalmente. Ahora noto tu energía, esa energía que desprenden tus manos, esa energía que tantas y tantas veces me ha reconfortado, ha arropado mi corazón vacío, frío y triste.

—Ya, ya sé que es «fuerte», como tú lo llamas, pero es muy importante que lo sepas. ¡Veras!, han tenido varias ocasiones para realizar el secuestro de la niña, pero todas las han abortado por dudas de última hora, menos en una ocasión —me mira a los ojos para ver cómo me encuentro. Noto más carga de energía recorrer mi cuerpo.

—El intento de secuestro más cercano de todos fue cuando Malia acudió al cumpleaños de una amiga hace pocos meses. Los agentes de servicio aquella tarde se percataron de que dos vehículos los seguían. Dejaron a la niña en la fiesta y llamaron al grupo de asalto para detener a los dos vehículos sospechosos, pero sólo pudieron detener a uno de los dos automóviles en el cual iban dos personas de raza blanca. Naturalmente, estos se excusaron alegando que era una mera coincidencia y aunque fichados fueron puestos en libertad.

Respiro aliviada.

—Pues ya está, si están fichados pueden tirar de ese hilo —caigo en la cuenta de la pregunta que viene a continuación. Es tal la cantidad de información que debo procesar rápido que mi cerebro que no da abasto—. ¿Quiénes son? ¿Eso significa que alguien hay infiltrado dentro del Servicio Secreto? —mi cabeza es un hervidero de confusión y un mar de preguntas deseando ser aclaradas.

Yaiza aprieta más sus manos sobre las mías.

—¡Sí!, los que cogieron están fichados pero fueron liberados, solo tenían conjeturas, no pruebas. ¡Claro que están infiltrados dentro del Servicio Secreto!… te lo he explicado al principio, aunque comprendo que es mucha información para ser asimilada —suspira—. A veces se me olvida que debo esperar a que tu cerebro procese todos los datos cuando son difíciles de asimilar. Discúlpame.

servicio secreto americano¡Disculpas, encima me pides disculpas!… ¡Que vá! Me gustaría poder asimilar la información más rápido, sin agobiarme tanto!

Yaiza vuelve a sonreír y atrapa mis ojos con los suyos.

—Todo a su debido tiempo, ¡cariño!, cada vez te «abrumas menos», estoy muy contenta con los progresos que has ido realizando. Pero volvamos al tema. Contestando tu pregunta, son grupos de extrema derecha, un compendio, un mejunje como se dice ahora, de aliados, de grupos extremistas, de grupos de supremacía blanca tipo Ku-Klux-Klan del cual ya has hablado en tu novela —un profundo suspiro se escapa de sus labios—. Han alcanzado mucho poder y han acumulado mucho odio en estos años que los Obama ocupan la Casa Blanca y lamentablemente están dispuestos a todo. Y la contestación a la última pregunta… Sí. Te he explicado que la primera célula está compuesta por cuatro «topos», muy bien posicionados aunque no tanto como les gustaría pues el fallo que poseen, el que más los desestabiliza, es no poder acceder tan fácilmente al círculo más estrecho de protección de los Obama, «al anillo más cercano» compuesto por gente de su más estricta confianza, los mismos que asignan y designan los turnos de guardia… Pero ese grupo es paciente y están dispuestos a todo, ya te lo he explicado… ¡Esa es su gran baza!

Un escalofrío recorre mi espalda.

—Pero Yaiza, eso es una locura… ¿Para qué un secuestro? Siempre nos han recalcado en todas las películas que exportan los yanquis que cualquier administración no negocia con terroristas. ¿Qué desean conseguir? ¡Es una idea descabellada! ¡Una auténtica locura!

Yaiza mira hacia el azul que ofrece el lago convirtiendo en una tortura silenciosa mi pregunta, mi exclamación.

—¡Dinero, cielo! ¡Desean dinero! —vuelve a posar sus ojos verdes sobre mí—. Un billón de dólares es su pretensión, es su rescate. Bueno, dinero o tecnología nuclear para venderla a los islamistas radicales para que éstos la utilicen contra el mundo y así crear una «falsa bandera». De ese modo…

Alucino en colores.

—¡Pero están locos! —no puedo dejar de interrumpirla.

—De ese modo —me sonríe tristemente—…, de ese modo, según ellos, acaban con la tibieza de Obama. Por suerte para el Servicio Secreto interceptaron una llamada, tras intervenir sus teléfonos, entre los dos hombres que ficharon, donde contemplaban la posibilidad de vender armamento nuclear a los países árabes para ser utilizado. De ese modo sembrarían la duda en su país, entre sus gentes… y sin dudarlo irían a por ellos.

Me levanto del banco. La energía que antes me beneficiaba ahora me quema. La brisa que antes me encantaba ahora me molesta. Intento exhalar el poco aire que han atrapado mis pulmones y la miro.

—¿Y por qué me lo cuentas a mí? Yo no puedo hacer nada… yo no soy nadie, yo no puedo ayudar —paseo nerviosa—. Si ya lo sabe el servicio secreto… pues ya está.

Yaiza se retrepa en el banco del parque mirándome atenta.

—Claro que puedes hacerlo: ya lo has hecho escribiendo tu novela.

Parezco una leona enjaulada. Me detengo delante de ella.

—¿¡Pero qué dices!?… Sí que he acertado en acontecimientos que tú me has desvelado, pero también he fallado. Has fallado en tus premoniciones, que son las mías. Me dijiste que atentarían contra el Presidente entre el 15 y el 17 de mayo del año 2013 y no se ha producido. ¿Y cómo quedé yo?

Yaiza se incorpora del banco para acercarse a mí.

—¿Acaso por ponerte tú una medalla te gustaría que el atentado se hubiera producido?

Una bofetada no duele más que sus palabras. Me molesta, sí, me molestan y mucho sus palabras.

—Cómo me puedes decir eso, después de haberte hecho partícipe de todas las dudas que torturan mi alma… Si acertaba en el vaticinio me sentía mal, fatal, pero si no acertaba me tomarían como loca, u oportunista; una más que desea vender su novela.

La voz me tiembla… voy a llorar.

Yaiza se acerca a mí y posa las manos sobre mis hombros. Me obliga a mirarla.

—Ya sé que preferiste mil y una vez equivocarte, aunque con ello te llamaran o «tildaran» de loca o conspiranoica, y te dije miles de veces que había y tenías que aprender a seguir adelante, que no hicieras caso a la gente. Solo una bestia sin corazón juzgaría sin meterse previamente en tu piel. Por lo tanto… no llores.

Cómo no llorar, cómo no derramar lágrimas cuando conoces lo injusto del ser humano, el morbo que hoy envuelve a los de mi raza.

—Lo que tú no sabes es que, igual que han acallado los disparos que efectuó un francotirador en el año 2011 y ahora ha salido a la luz debido a las torpezas y «algo más» del Servicio Secreto, tampoco se ha destapado, pero lo harán, que gracias a ti atraparon a los dos ex agentes del Servicio Secreto que preparaban un atentado tal y como tú describes en la novela.

Abro mucho los ojos.

—Lo que tú no sabes es que ahora se ha extremado más la protección contra ellos desde que aparecieron pintadas en el gimnasio descubiertas por Michelle Obama y su hija tal y como tú describiste en Lo Inesperado.

Lo reconozco: nuevamente me deja sin habla.

—¿Por qué no sabes nada? ¿Por qué no ha salido a la luz pública, estás pensado? —sube la mano hacia mi rostro; extiende el dedo y recoge una lágrima que resbala por mi mejilla.

—¡Ay! Cariño… y destapar más chapuzas del Servicio Secreto…»

 

Hasta aquí te dejo la primera parte de mi conversación con ella, con Yaiza, y supongo que estás pensando: ¿Qué hice yo tras despertarme del sueño?

¡Uf! No te voy a negar que en estos años he aprendido a ser valiente, a enfrentarme a dimes y diretes; pero también tengo mis bajones. Por eso pienso que debo escribir la entrevista tal y como la recuerdo.

No te negaré que me impresionan los vaticinios, las premoniciones que me facilita y más si sientes dentro de ti que pueden llegar a ser ciertas si no se actúa con celeridad.sueño

Y no te voy a negar que me impresiona y asusta todo lo que está ocurriendo en EE.UU. con el tema de la seguridad del Presidente.

Así que, al despertarme, simplemente… me informé y escribí.

Me empapé de todas las noticias de las que fui capaz y descubrí que efectivamente nuestra «TIA (técnicos de investigación aeroterráquea) de la genial tira humorística Mortadelo y Filemón del creador Ibáñez» es más efectiva últimamente que el Servicio Secreto que cuida del Presidente y su familia.

Bueno, voy a ser justa y aclarar que esa es mi opinión y que seguro que hay otra parte del Servicio Secreto que cuida, protege y desea cumplir con su trabajo en la protección de la familia Obama.

En esa parte del Servicio Secreto que sí cuida de la seguridad de los Obama se encuentra mi agente Hank (nombre ficticio, naturalmente), que debe estar abochornado, perplejo y sobre todo muy, muy cabreado con la ineficacia adrede y manifiesta de una parte de sus compañeros. Pero te lo narro dentro de un ratito, en otro artículo, que éste se queda demasiado extenso y yo sencillamente estoy ahora mismo… abrumada.

Continuará…

Rebecca van Winter

Blog de la autora

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Rebecca Van Winter. Es el seudónimo de una española de mundo afincada en Alicante. Cursé estudios de grado medio en Administración y he estado vinculada al mundo empresarial durante más de quince años, pero la vida te da sorpresas y debo de admitir hoy tres años después, que es cierta tal afirmación. Mi sorpresa llegó de la mano de los sueños. Esos sueños, que todos tenemos y a los cuales pocas muy pocas veces hacemos caso. Yo nunca había escrito, al menos profesionalmente hablando. Leer sí, por supuesto, es mi pasión , mi relax, mi calma en mitad de la tormenta…pero de ahí a lanzarme al mundo de las letras, mediaba un abismo, pero mi historia en el recién estrenado año 2009 yo no la dirigía, otros osaron hacerlo por mí. ¿Quién os preguntareis?—Ahora viene encogerse de hombros…—¡No lo se! ¿O tal vez sí? Es aquí donde comienza una nueva vida para mí, el resurgir de las cenizas de una historia que también puede ser vuestra , porque lo que a mí me sucedió y dio origen a mi opera prima “LO INESPERADO-THE UNEXPECTED” también puede ocurrirte a ti. Un abrazo Rebecca

2 comentarios:

  1. Rebecca, me lo he pasado muy bien leyéndote. Es una historia muy dinámica, interesante y entretenida. Saludos.

  2. Gracias Clara Mencid por tu mención. Me alegra mucho que te guste.
    Un abrazo enorme.
    Rebecca

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