«..aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor de la hierba,
de la gloria en las flores, no hay que afligirse.
Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo»
(William Wordsworth)
Corazón herido,
tú que con tus abrazos envolvías mis ojos
cegándome ante las miradas infieles de tus compatriotas..
tú que con el calor de tus manos deshacías mi piel
empapando mis sábanas con el aroma de su deseo..
tú que saltabas de mi pecho para rozar la melodía de su presencia..
tu me preguntas, que quién te va a curar.
Corazón herido,
a ti yo te suplico que no dejes de respirar,
que limpies cada día esa cicatriz que te impide caminar,
que te vistas y grites al sol que de vez en cuando amanezca por tu ventana,
que empujes la sangre de tus venas con el soplido de tus cadenas,
que sonrías al verte reflejado en el espejo de la Vida.
Llora, grita, pega, insúltate, compadécete, cúlpate
y, luego,
muy lentamente..
vuelve, otra vez, a latir.
Poco a poco, sin prisas..
corazón, ahora herido,
te volverás a enamorar.