Icono del sitio
IV Certamen Poemas sin Rostro

115-Una sonrisa. Por La Regenta

Mirar tus ojos,
ahora siempre brillantes,
es la huella de que el tiempo
ha pasado. Casi no te reconozco.
Tus brazos son delgados
y frágiles, tu rostro
lo surcan miles de experiencias
y tus piernas ya no avanzan
sin la ayuda de una tercera.
Adónde se ha ido aquella fuerza,
aquel trabajar sin descanso
y la dureza de tu mirada.
Voy a tu casa  y, en ese momento,
nada vale más que la sonrisa
que me regalas.
Estás ahí, tranquilo, sentado
con tu mujer y me cuentas
una historia, siempre
la misma. Y yo la escucho
con la misma atención de la
primera vez.
De algunas personas te has olvidado,
no recuerdas sus nombres. Pero
de mí, todavía no.
No creas, tengo presente que eso
también ocurrirá conmigo algún día.
Por eso, éstos los aprovecho
como si fueran el último.
Cómo me gusta cuando me haces
la misma pregunta casi todos
los días, y es que, al momento,
se te olvida mi respuesta.
No importa. Ojalá te la
pueda estar contestando muchos
años más y tú me puedas seguir
dando todo este cariño.
Y es que, abuelo, al verte sonreír
se me olvida lo malo y renace en mí
la esperanza de tenerte siempre.

Salir de la versión móvil