Alguna vez fui ángel de plumas olorosas,
de bucles plateados y movimientos blandos.
Navegaba de día las brisas y llevaba
collares perfumados de rosas en el cuello.
Alguna vez fui ángel. No te confunda el negro
fulgor de mis pupilas, su fondo misterioso.
Si llevo el fuego ardiendo por tu estancia, no olvides
que alguna vez la nube y las espumas
me sirvieron de dulce vestimenta. Mi frente
fue orlada de luceros.
Y recuerda
cuando te dé a comer del pan de mi pecado
que mi alimento fue una vez pan de vida,
que este rastro de azufre que surge de mis labios
fue estela luminosa.
Si el amor me ha perdido,
perdona que también me atrofiara las alas,
que me marcara llagas oscuras en la frente
y cambiara mi nombre de Luzbel por Deseo.