Recibió el don de poder huir de los problemas,
Su mundo se estaba acabando,
La putrefacción se extendía a su corazón.
El mundo carecía de nitidez
Zambullido en un mar de dudas,
Era la arrogancia del hombre,
La que finiquitaba,
Su contrato Con Neptuno.
Todos iguales decía:
El señor que con su mano,
Deformaba con espanto aquel lugar,
En el cual vivía el pez gato.
Pudo una vez servir de utilidad,
Dar a luz buenas intenciones,
Pero era hoy su mala economia,
La que firmaba y definía el baile del
Pescado del que Nunca sobreviviría,
La codicia sembró cielo,
y tierra de decepción,
Porque el regalo entregado al hombre
jamás administró