Se va la tarde herida de ausencias.
La ciudad nos engaña
entre sombras de humo y olvido.
Se escucha un triste caminar
de pasos que se alejan,
un fingido latir
de voces desacordes.
Divergen las sombras
de los recién desconocidos…
Son los ecos difusos
de una luz silente y esquiva.
Cae la noche
y enmudece la memoria.
Cae la noche
oscura de luna, rendida.
Cae la noche
como una tregua en la batalla,
como una pausa inútil
y a destiempo.
Ciegos vagabundos sin retorno,
desabrigado invierno
que nace
en una esquina.