Sueña con grandeza.
¡Que las capas de tu cuerpo sean testigo de tus delirios!
Inventa un linaje inquebrantable
y asume posiciones encontradas
frente a aquellos que te odian.
¡Ríe fuerte, créete Dios!
Intenta proferir que aún
no has muerto,
esperando que los débiles te crean.
Vendiendo tu alma al mejor postor
obtendrás la oferta que esperabas,
y el sello de un secta protectora
coronará tu contrato con la muerte
(con Cristo como garante
en caso que tú no pagues).