Ahora que viene la calma
porque mi hora se acerca,
mi fuerza se desvanece,
mis lágrimas ya se secan.
Ahora que huye la vida
y el espíritu me deja
sumido en profundas tinieblas,
la muerte inunda mis venas.
Los sentidos se me apagan,
desaparecen mis dolores,
mi sufrimiento termina
mas ya no tengo temores.
El visitante ha llegado.
Llamando está a la puerta
aquel de quien siempre he huido,
aquel que la vida se lleva.
El barquero aguarda impaciente
recibir su recompensa,
y toma presto los remos
ahora que estoy a su vera.
No sufráis por mi partida
pues no es tan largo el viaje.
Os aguardo en la otra orilla,
donde mi memoria yace.
Secad ya vuestras mejillas,
no me miréis con tristeza.
Quiero solo una sonrisa
como última imagen vuestra.
Recordadme como fui,
mis virtudes y defectos.
Perdonadme mis errores
y mis actos imperfectos.
Ahora que os veo sonreír,
y se esconde vuestra tristeza,
veo a lo lejos la vida,
veo a la muerte muerta.