Vienes a ofrecerte tan llena
en esta mañana escarmentada de lunas,
vienes sin que te preocupen los abismos,
y libre vienes a ofrecerte
a mí, a quien tan a menudo
han vendido promesas en ganga
por liquidación de veracidad,
vienes y tengo ojos que lo certifican,
y tiemblo y así y todo apareces por completo
a mi lado – ese lugar tan denostado-,
y reconozco con vergüenza que esto es miedo
y sudor y una torpeza profunda del habla,
pero incluso ahora vienes y te añoran universos,
y tu cuerpo tan exacto se acerca entonces
a mi aliento y a estas manos
tan desacostumbradas a la vida con mayúsculas,
y te ofreces, no obstante, tan llena,
y vienes y te quedas
conmigo, que casi siempre fui ligero o desamparo,
y aquí nos tenemos ahora a ambos
mientras suceden otras naturalezas,
tú bailando nuestros momentos,
yo contemplando tus infinitos.