23-Tu regalo. Por Federica
Niño de mis sueños, señor de mi magia, prendida en tus ojos me quedé hasta el alba.
Niño de mis sueños, señor de mi magia, prendida en tus ojos me quedé hasta el alba.
Un hombre Un hombre recibe la caricia del viento en la cara Un hombre recibe el viento con los brazos abiertos
Habremos de sentaros en nuestra mesa y pedir perdón por oprimiros no en vano fueron nuestros cuerpos temblorosos los que forzaron a quemar vuestras balas justicieras.
Sueñe el alma en las almenas de la Estepa Castellana que guerreros de corceles briosos y ardor bravío la tierra reconquistan.
Desde que te encontré, tengo el empeño de rendirme a tu afán intransigente, pues tu pantalla es dueña de mi mente y tus heridas me hacen más pequeño.
Memoria teñida por el azul negruzco de la noche maldita Memoria rota en el corazón y en la sombra, Puñal enrojecido de ansiada gota.
La luz que declina es la luz con que me hieres
No hay noche lo suficientemente larga para pensar en ti. No la hay ni la habrá, seguramente porque me duelen los ojos de mirarte.
Ave María, siempre en tus ojos La huella imborrable de un dolor inmenso Ave María, tus ojos hermosos color de miel nueva O del trigo maduro de la Palestina.
. . De pronto ves que al niño, sobre el labio y bajo la mejilla, las sombras del adulto lo hacen serio;