Asesinato. Por José María Araus
El pueblo, a sus espaldas, huía de él con rapidez. La carretera se deslizaba bajo las ruedas de su coche a una velocidad desmesurada. Los insectos lanzaban sus ataques en oleadas contra el vehículo, en vuelos suicidas; y los árboles, los huertos, las viñas venían hacia él y se lo iban tragando muy deprisa, dejándolo atrás con la misma rapidez. Miró por el retrovisor y vio cómo ahora el pueblo se escondía tras una loma. En el cuentaquilómetros, la aguja pasaba de los cien; en una carretera comarcal eso era peligroso, pero el pueblo quería escapar de él cuanto… Leer más