Me encanta el baloncesto pero nunca se me ha dado bien jugarlo, así que me he tenido que conformar con practicarlo desde el sillón, a lo sumo desde una grada. Cuando mi mujer me dio la feliz noticia de que íbamos a ser papás de dos niños, los visualicé jugando al basket y yo siendo su más fiel seguidor. Con el propósito de que instintivamente solo les llamara la atención mi deporte favorito, tras investigar con entusiasmo cómo podría ayudar a tal fin, durante el embarazo les puse todas las noches un rato de música clásica al acostarnos y de fondo la retransmisión de algún partido de baloncesto. Curiosamente a ninguno le ha dado por hacer lo que yo pretendía; uno de mis hijos toca en una banda de heavy metal y el otro es alpinista. Mi mujer, sin embargo, ahora es una experta en lanzamiento, es oír una palabra relacionada con el baloncesto y siempre me da con algo.
Dolores Moya Gómez
Jajaja, qu
MUY BUENO, d
Un micro-bala contra ciertos padres obsesos por direccionar, intervenir,supervisar, o hasta decidir, el futuro de sus hijos.
Desde el punto de vista estrictamente literario, redondo como un donut que darle a un hijo antes que la brasa con lo que le conviene.
La foto, un acertijo que temo que me va a desvelar.
MUCHAS GRACIAS Mar, Hortensia y Atticus. 🙂
La foto es en una laguna de Cuenca y, efectivamente, no est
Querer vivir la vida de los hijos es la tentaci