Hartos de andar deambulando de botellón en botellón, algunos jóvenes van buscando otras formas de ocupar su tiempo más sociables, deportivas y sobre todo más divertidas.
La pandilla de mi hijo mayor, este fin de semana, se ha apuntado a un congreso de salsa, en el que se pasan día y noche recibiendo clases y bailando hasta la extenuación, con algún que otro descanso para ducharse y reponer fuerzas.
Cuando han llegado esta noche a cambiarse de ropa, me han contando entusiasmados el espectáculo de ayer noche, donde una mujer de 76 años, vivaz, expresiva, y con una forma física envidiable, les ha dado una de las clases con todo tipo de figuras y movimientos, volteretas incluidas.
Yo misma he mostrado sorpresa pero, ante la insistencia y los comentarios de estos jóvenes, no he podido resistirme a ver los videos que llevaban en sus móviles y, ya puestos, he buscado en Internet.
Cuando a mucha gente le parece que al cumplir cuarenta años se les ha terminado la vida, siempre hay quien demuestra que, cuidándose, haciendo ejercicio y teniendo ilusiones, se puede seguir haciendo muchas cosas sin que lo decisivo sea la edad.
Ahí os dejo la muestra, yo aún sigo sorprendida, pero sobre todo, porque estos chicos y chicas no dejan de hablar de ella con sincera admiración. No solo bailando, también personalmente se los ha metido en el bolsillo.
Brujapiruja
Extraordinario, ver a esta «jovencita» ilusionada consigo mismo deb