La dama de rojo y el caballero de rayas. Por Felisa Moreno Ortega

Tras dejar atrás un camino empedrado, nos detenemos a la sombra de la puerta del castillo. Por un momento olvidamos quienes somos, de donde venimos y nos sumergimos en el pasado. En nuestros oídos resuenan los cascos de caballos, el entrechocar de espadas, el silbido de las flechas…

Mi dama de rojo sonrie con sus dentadura ajedrezada, el ratoncito Pérez ha hecho estragos en ella; mientras el caballero de rayas sueña con aventuras matemáticas, ya sabemos de su afición por los números. Desde la Torre del Homenaje, en lo más alto del Castillo Calatravo de Alcaudete, se nos muestra sumisa la Subbética Cordobesa, con sus montes azules rodeados de olivos.

El viento se lleva nuestras palabras y nos trae sonidos de otras épocas.

Felisa Moreno Ortega
(www.tallerliterario.net)

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