Una anciana de unos setenta años está en el sofá de un cuarto decorado hace una treintena de años. Junto a ella hay una caja floreada, cerca una mesa y un aparador. La anciana usa gafas y se las quitará y se las pondrá durante toda la escena según la necesidad del personaje.
ANCIANA:
La anciana mira fotografías de la caja. Se para en ellas, sonríe. Con una de ellas se altera. Primero sorprendida, luego dolida, la tira a una papelera. También las dos siguientes. Sigue mirando fotos. Pero ya no sonríe. Se levanta a por las anteriores. Vuelve a mirarlas, las arruga con rabia y las tira de nuevo. Sigue pasando fotografías, pero cada vez mira a la papelera con más insistencia. Al rato saca lo que había tirado y las alisa con las manos sobre sus piernas. Suspira. Coge unas tijeras y recorta una mitad aproximada de cada una de las fotografías. Las mitades sobrantes las mete en un bol y les prende fuego. Las mira arder unos segundos. Se sienta a seguir viendo sus recuerdos. Al rato mira las cenizas. Inclina el bol sobre la papelera, pero duda. Al fin, algo lacrimosa, se decide por sacar un cofrecillo de algún mueble y vuelca despacio las cenizas en él. Se sienta a ver las fotografías que le quedan por mirar. Al cerrar la caja descubre los recortes que había separado. Hace intención de guardarlas, pero mira hacia las cenizas y tras unos instantes se decide a prenderlas también. Cuando han ardido las vuelca en el cofrecillo, junto a las otras. Hace sitio en la caja y mete en él lo que ahora es urna funeraria.
Fátima Martínez Cortijo (España, Madrid)
Premio Internacional de Microficción “Garzón Céspedes” 2008
Monoteatro sin Palabras.
Gaviotas de Azogue nº 80