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Cuando has vivido tu vida
con el hombre que te ama,
has compartido la dicha
y has compartido su almohada,
no debes tener jamás
recelos de esa persona,
pues de ser así, tu pecho,
tu corazón, desmorona
toda ilusión de vivir.
Cuando has querido y deseado
y tras lucha vespertina
por conseguir una meta,
sientes que un duende te aclama,
es, porque él te ha demostrado,
que tu deseo respeta
y lo reclama.
Por favor, no dudes nunca,
que él sabe que tú le quieres,
observa lo que prefieres
y sabrá darte razón,
para que tu corazón
se llene de valentía,
de amor, de fe y gallardía,
con gran valor e ilusión.
Si de estos años pasados,
de alegría y de recuerdo,
de ansiedad y de presagio,
sientes la espina clavada,
piensa en él, piensa mi amada,
pues de lo contrario muere
ese cariño y calor
y vivirá de dolor,
en el lecho que yo quiero,
y en el que duermes tú, amor.
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Juan A Galisteo Luque
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