Tinta. Por Brisne

«Él. se refugió como dejó escrito en su hasta hoy inédita carta, en la forma. Se hizo corrector de estilo tras llegar a la convicción de que escribir no tenía sentido. El mundo de las letras era un quimera, un sueño imposible. Algo tan imposible como cazar una nube».

Fernando Trías de Bes nos presenta una historia original en el volumen Tinta. Nos habla de la historia de una búsqueda, pero no es una normal. Los protagonistas buscan la respuesta al sentido de la vida. Buscan el porqué de las cosas. Por qué se cometen locuras que no pueden parar de cometerse, por qué la mujer de uno le engaña sin saber la causa, por qué otro se acuesta con una desconocida sin saber tampoco que le impulsa a ello o por qué otro es abandonado por su esposa sin mediar causa conocida en ello. La búsqueda del sentido, algo que todos hemos buscado, algo interesante por sí mismo.
Y la búsqueda destruye una librería de préstamo, ya saben, el saber está en los libros. Y en la búsqueda los libros acaban cercenados y quemados porque las frases del saber se repiten en todos. Se logra inventar una tinta que se destruye una vez leída y se consigue hacer un libro con todas las respuestas. La respuesta a la locura. Un libro que una vez leído queda en blanco.
La idea me pareció muy interesante, no tanto el resultado. Porque uno piensa que el libro cambiará la vida de quienes lo reciban, y aunque algo sucede no es el cambio brutal que se podía haber pensado. Es cierto que el librero recupera a su mujer y el editor deja de acudir a un café a encontrarse con una desconocida. Todo eso es cierto, pero no sé, me quedé un poco decepcionada quizá creí que el conocimiento les haría emigrar a las montañas o subirse a un meteorito. Es algo que se piensa cuando ante ti se abre aunque sea una sola vez el aleph del conocimiento. Cuando uno se asoma al conocimiento extremo igual debería quedar petrificado o convertido en estatua de sal. Podría pensar que eso sucedería. Pero no, todo sigue igual. Se arreglan pequeños desaguisados pero la vida sigue con la tinta volando de ojo en ojo. Y es que quizá sea eso lo que puede sacarse de la lectura. No importa cuanto sepas, cuanto leas, cuanto ames los libros, la vida sigue fuera igual o con pequeñas variaciones. Quizá lo estúpido de la vida sea buscar algo en algún sitio. Quizá solo valga el momento de leer. El resto disquisiciones sin importancia. Y al hilo de leer sobre libros imposibles he pensado en los que leo y lo que me aportan, incluso el por qué leer. Es una pregunta recurrente. Y lo peor es que no sé la respuesta. No sé porque leo determinado libro ni siquiera porque devoro uno tras otro libros diversos, de temas diversos. Quizá me guste mirar con otros ojos y es la única manera que tengo de hacerlo. Quizá desee perderme en otras vidas, aunque no siempre sucede. Quizá es simplemente que echo de menos el cuento nocturno narrado bajo las mantas. Ya sé que lo normal es leer pero este libro y su búsqueda me ha llevado a pensar en la mía, y no encuentro respuesta. ¿Ustedes que buscan cuando leen?

Brisne
Colaboradora de Canal Literatura en la sección «Brisne Entre Libros«
Blog de la autora

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