«Abrázame fuerte y no me sueltes. No me dejes salir corriendo nuevamente, en mi… eterna y desesperada huida hacia adelante, presa del pánico que me produce el entregarme completamente a ti. Átame a tu pecho y hazme tuya para siempre, sin permitirme volver a abandonar nuestro hogar, por cobardía, por falta de fe en nosotros, por dudar de éste nuestro verdadero amor. Abrázame con todas tus fuerzas y sálvame de mí misma, de mis sombras, de mis fantasmas, de mi soledad, de mi locura, de mi infeliz y malentendida independencia.»
Alma Aibar Hidalgo (1/09/2011)
Escritora
Precioso poema, lleno de sensibilidad, pasi