Animal irracional. Por Brisne

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Un maizal al borde del camino, mientras la luna sonríe en el cielo, se cubre de oscuridad. Se oye el murmullo de las cucarachas moviéndose en el suelo, los mosquitos quietos en la nervadura de las hojas esperando el amanecer mientras las polillas abren sus alas a la pálida luz de la luna.

Al borde, una caseta, dónde varios jóvenes beben vodka. Sentados en el suelo tres de ellos, en el mal llamado porche –no dejan de ser unas tablas mal puestas en el suelo para evitar la humedad- dos hablan a gritos. Uno de ellos apenas puede mantenerse sentado.

Los llevo viendo toda la noche desde la tranquilidad de la rama de un pino que se acuesta sobre la caseta. Ser un búho noctámbulo te permite ver mejor a los habitantes de la noche. Un rumor cruza el maizal, miro pensando en un jugoso ratón que llevarme a la boca, pero no: un joven mapache corre veloz entre las líneas de maíz.

El joven que casi no se mantiene sentado se levanta y le gritó a su compañero:

– ¡Coño! Un mapache

– Déjalo en paz- le grita el otro.

El joven se levanta torpemente y se lanza contra el pobre mapache aplastando al desgraciado. Le va a emborrachar, los humanos son así, cogen cualquier animalito del bosque y le llenan sus panzas con alcohol, les divierte vernos convertidos en piltrafas, mareados y luego ríen hasta que caen junto a ellos. Son unos animales.

Intento cerrar los ojos para no ver la desgracia del mapache. No puedo dejar de mirar. Vi al joven borracho desabrocharse el pantalón y sacar un flácido pene que agitaba de forma constante.

-¿Qué haces desgraciado?

-Me lo voy a follar, tiene que ser gracioso follarse a un mapache

– ¡Déjale!, que igual te hace daño

Reía. Mientras intentaba voltear al mapache y penetrarlo rápidamente, pero en ese intento salvaje, el animal se dio la vuelta y atestó una dentellada en el pene. Un aullido doloroso rompe la noche. El rugido de un coche. Los amigos arrastran al joven cuyos lamentos leoniles alejan mi posibilidad de comer hoy. El mapache ha huido.

La luna riela. La calma llega.

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Brisne
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