opaco de pureza silente
anegando de sed
mi azul ardiente.
Sublimada la brisa
del ensueño ausente,
en estigma incoloro
cristalizó el iris demente
– ilapso en soledad de estría incandescente-
Daltónico de mi voz,
hundió su miedo inocente
en rescoldos de glaciar
gimiendo verde el beso latente.
GERMÁN GORRAIZ