AVENTURA EN EL PASADO
CAPÍTULO I – 2ª PARTE
Resulta difícil comenzar una historia cuando se supone que ésta aún no ha terminado, y menos cuando el protagonista es quien la cuenta y la vive, deseando además que nunca tenga fin. Y aún ando con esa esperanza. Porque hoy, 28 de junio de 2005, transcurridos ya varios meses desde que iniciase la aventura más apasionante de mi vida, puedo asegurar con total franqueza que todavía me siento demasiado confuso como para ser capaz de entender y asimilar tantos increíbles y asombrosos sucesos vividos, que sin duda transformaron por completo mi tranquila y aburrida existencia; fueron extraordinarias e inexplicables experiencias que han hecho que mi vida haya dado un giro inesperado de ciento ochenta grados, y gracias a Dios que estoy aquí para poder contarlo. Sé que resultará imposible de creer, pero dejar de relatar esta genial aventura es algo que ya no está en mis manos, porque éstas se niegan a obedecerme. Y la verdad, es que lo veo lógico.
He tratado de razonar con el máximo sentido común dentro de mis posibilidades ante estos maravillosos acontecimientos, por completo incomprensibles para el ser humano, analizando si merecía la pena contarlo a alguien, a un amigo, a mis familiares, a mi gente cercana en definitiva. Pero el miedo a que me tomaran por loco ha dado al traste con esta idea. Sin embargo, no puedo callarme, no puedo dejar que el tiempo borre de mi mente algo tan fantástico como lo que he vivido, y que por desgracia un día podría convertirse en un recuerdo lejano, perdido entre la bruma de mi memoria. Tal vez nadie lea este humilde cuaderno negro escrito a pluma en mucho tiempo; quién sabe si esto no ocurrirá hasta después de que haya muerto, y entonces un día mis nietos, si es que algún día los tengo, lo descubran en un rincón lleno de trastos viejos y polvorientos, donde queden relegados al olvido los recuerdos del querido abuelo. No es que me niegue a permitir que pueda saberse la verdad sobre lo acontecido en estos últimos meses; sin embargo… ¿quién me creería? Incluso este sencillo cuaderno, de poder contar con un corazón y un cerebro, sin duda me tomaría por un loco. Aun mi cerebro se niega a creer que esto haya sido algo más que un sueño, pero… ¿pueden los sueños permanecer latentes tanto tiempo en la mente? Yo no lo creo así, y además, sería curioso que éste fuera el único sueño que sigue incólume, perfecto, como una película incrustada en mi cabeza a la que únicamente hubiese que agitar mi oreja derecha para que ipso facto fuera reflejada en la pared, visionándose y poder ser así testigo de mi propia aventura. Supongo que el tiempo despejará la poca duda que me quede al respecto, pero mientras tanto lo más sensato es que, antes de que corra el riesgo de que esta historia se pierda entre los recovecos de mi memoria, quede esculpida con palabras en este cuaderno personal. Intentaré relatarlo de tal forma que dé la sensación de estar dirigido hacia un posible lector, un cómplice, testigo invariable de este suceso, a mi entender digno de ser narrado. Así que a partir de este momento trataré de escribir como si no estuviera haciéndolo para mí, sino para aquel o aquellos que un día lo encuentren y sean capaces de adentrarse en esta historia y vivirla, si es posible, tal y como yo lo estoy haciendo.
(Continuará)
© Francisco Arsis (2005) del libro «Aventura en el pasado»