“Sin billete válido no se puede viajar en este tren, señorita”. La joven no contesta, se remueve en el asiento y se quita la chaqueta. Él piensa que no lo ha entendido, quizá sea extranjera. “Lo siento, pero le repito que sin billete válido no puede viajar en este tren”, insiste. “¡Pero yo necesito irme!”, contesta ella con desesperación, mirándolo de frente, con el miedo en los ojos, y un hematoma disfrazado de colorete sobre el pómulo izquierdo. Entonces el revisor, sin dudarlo, le pica el ticket de Carrefour y le desea buen viaje.
Finalista del V Certamen de Relatos Breves El Tren y el Viaje.
Maribel Romero Soler
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