Salgan mis Caballeros,
salgan de los postigos,
que a leguas se han perdido
las barras y los molinos.
Quiero ser el Caballero
de mojones y de olivos
que en la Mancha se aventura,
y me nombren: Señor Mío.
Quiero ir en el rocino,
en sus ancas, sorprendido,
y que griten los barberos
que los yelmos se han fundido.
Por la gracia de la España,
por el bies en su mirada,
por la entraña de su honra
que cabalga en la asonada:
quiero ser el Caballero,
estar presente en la ensillada,
cabalgar por las llanuras
con la flor desenvainada.
Por las flores que cabalgan
y las rosas de Granada,
se vistió la España en faldas
y vistió a la madrugada.
Quiero ser el romancero,
quiero ser el olivero,
y cuando el olivo caiga,
ser su verde y Caballero.
En las flores de Castilla,
en la crin que va a Navarra,
en los cascos Asturianos
y en la Cruz de Extremadura:
quiero ser aquel olivo,
verdecer firme y altivo,
y cuando el fruto caiga: Caballero…
y me nombren los olivos:
Olivero y Señor Mío.
Salvador Pliego
Blog del Autor
Bonito e intenso.