Como el mar en la arena, de puntillas caminan
tus labios en mi boca con ansias de besar,
pero en mi boca misma su paso no terminan
por eso con premura comienzan a bajar…
Y entonces en mi cuello percibo el cosquilleo
que al instante en mi pecho voy a reconocer,
y casi ansiosamente presiento aunque no veo
que pronto allí en mi vientre los notaré caer.
Y después -¡qué decirlo!- la preciosa fortuna…
esa que no pensaba ni la promiscua luna
que mira la liturgia detrás del ventanal.
Y allí abajo mi entraña su elixir desperdiga,
y me llega el momento de la dulce fatiga
luego de haberme roto como un frágil cristal.
Marcelo Galliano
Imagen:Cuadro de Rob-Hefferan
Blog del autor.