Los fieles servicios. Por Marcelo Galliano
-Te podés sentar, si querés. Ordóñez lo tomó como una orden, una de las tantas órdenes cumplidas en tres décadas y media, y se fue acomodando lentamente en la silla, apoyando una mano en el escritorio, enfriándose la punta de los dedos en el vidrio de la superficie. Decenas, tal vez miles habían sido sus visitas a ese lugar que hoy lucía lento, aquietado, como si los muebles, los cuadros y hasta los relojes mantuvieran una rara expectación a la charla por suceder. Don Alsina abrió la caja dejando escapar el olor a tabaco, ofreciendo sin hablar; Ordóñez negó con… Leer más