Los padres ejemplares. Por Luis Rodríguez
Entré al excusado de aquel antro y vi al tipo recostado contra los mugrientos azulejos, casi apoyaba los labios sobre el inodoro, lo que me revolvió el estómago, además del hedor que desprendían sus prendas, cuando lo ayudé a ponerse de pie. Luego de intentar despabilarlo y recomponer su aspecto, lo acompañe fuera del bar, crucé a la estación de servicio situada enfrente y compré café para ambos. Recostados en un muro, le ofrecí el vaso de cartón. Se mantuvo en silencio hasta que decidió “largar prenda”, supongo que algo del efecto de los tragos lo mantenía vulnerable para vomitar… Leer más