Muerto. por Marita
Lo mataron, sin siquiera arrugarse, les importó un reverendo cuesco y lo asesinaron. Se metieron por la cueva el montón de años que los cobijó, los abrigó, los protegió, los acunó incluso… Fue, por casi un siglo, el mudo testigo de romances, rupturas, concepciones, largas y terribles confesiones, juegos infantiles y otros no tanto. Abogó por las pequeñas, defendió a los perritos, salvó miles de gatos. Con orgullo, veía cómo, generación tras generación, se le acercaban y le contaban sus cosas, era el soporte, el hombro, el único amigo, el más amigo. Sólo él sabía escuchar. Acogió a cuanta cosa… Leer más