El ballet de los soldados rasos. Por Isidro R. Ayestarán
Un, dos, tres, al paso de la oca. Tres lápidas más en la fosa común de los soldados rasos que van a morir por una patria madre que no los ama ni adora. Pom, po-pom, po-pom, así suenan los latidos del corazón de esas otras madres que son las que lloran la ausencia verdadera. Un estandarte sobre un ataúd no es suficiente paño de lágrimas para el corazón desgarrado ante un himno cruel en un solo de trompeta. Y la verdadera pena no se consuela con salvas de honor, ni con palmadas del gobierno plañidero de turno con semblante de… Leer más