Cuántas veces soñara, amada, que tú venías,
con tus manos exactas a mis manos,
con tus manos tan dulces, poseídas,
con que forjar la historia de dos enamorados…
A fecundar con gestos y caricias,
a prometerlo todo a nuestro lado.
Fieles y exactas: tus manos, las mías…
Yo en pos de ti, amada, tras tus pasos…
(abril 2000)
Luis Alberto Henríquez Lorenzo
Del libro «Bajo tu tienda, en tu montaña santa» (Las Palmas de Gran Canaria 2007)