Desidia. Por Fátima Ricón Silva

  

Un turbio letargo me entretiene,

pasan las horas,

exhumando rosas con espinas,

levando un polvo esquilmado

que me va minando.

 

Me doy de bruces con el destino,

aún no estaba preparado

para afrontar el exterminio

de una dicha regalada.

Alienado y decaído,

opto por pactarme vencido.

No es cobardía.

Es un temor que me domina.

 

Un recelo que escupe toda la vida misma.

Un letargo turbio que me entretiene.

 

©Fátima Ricón Silva

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