Es media noche, la luna despierta, atenta, acompañando mi velada,
un silencio sepulcral…….
Que alegría poder estar contigo,
Te he traído todo el día en la cabeza.
Me has sugerido cosas, te he combinado aspectos.
Me has extrañado??
Nuestros diálogos en silencio, son cada ves mas acalorados,
oye, ¡ese color es muy fuerte!
Ambos sintiendo lo mismo, creador y creación,
al escuchar la melódica, solitaria e imponente voz del violín solo,
quedará tu sentimiento en mi rostro!!!!.
Todo parece normal, ella, aún no sabe el porque de mis sobresaltos emocionales,
seguimos conversando cosas pasajeras,
mientas las melodías,
surgen, despliegan sus alas y se van como pájaros viajeros,
cada una va relajando y destapando,
mis sentimientos vividos durante el día,
dejándolos en carne viva,
es cuando, impotente de poder sostenerse,
sede y resbala la primera lagrima,
al instante te das cuenta,
con tu vos pausada y comprensiva consuelas mi corazón colapsado,
las piezas a mi alrededor , van perdiendo sus formas,
la mecedora de vivos colores,
se transforma en una sombra opaca que me da la espalda,
mi cajón de sonrisas locas, por hoy se encierra en si mismo,
los pinceles percudidos de colores al óleo, se marchitan como
flores en la segunda semana de ser cortadas,
el cajonero se torna distante, ya no hablará mas con las cosas
que lleva dentro,
los dibujos en dobladas hojas de papel,
que se sostenían con un adhesivo al frente mío,
adquieren vida, deambulan dialogando con sus propios lenguajes,
me incluyen en sus conversaciones para hacer llevadera y un tanto mas ligera, la nostalgia sentida,
mientras que las paredes blancas se convierten en una caja de cristal que me aísla de lo conocido.
Cada noche en tu regazo yo adormezco,
me escuchas en silencio, yo, sin temor a ser juzgada,
doy rienda suelta a mi palabrerío ilógico y disparatado,
sabiendo que me entiendes.
Bernarda Enriquez