El barquero y la embarcación eran una sola unidad, con el tronco unido solidamente a la popa, por la pequeña borda sobresalían dos largos brazos, el derecho con el látigo para las almas remadoras y el izquierdo, que se extendía para cobrar al viajero.
Al acercarse pude ver los ojos fríos y vacíos del barquero, los que me traspasaron produciendo un escalofrío que me recorrió la espina dorsal, cuando extendió su brazo hacia mi, me di cuenta que no tenia nada que dar, jamás anticipe la necesidad de un “óbolo”; pero una voz dentro de mi cabeza me dijo que tenia cosas mucho mas valiosas que una moneda de cobre, intente imaginar que podía entregarle al barquero, nuevamente la voz me dijo “un recuerdo….tu recuerdo mas valioso…”; en ese momento intuí lo inimaginable, me forcé a recordar momentos felices, las ultimas vacaciones con mis padres, el nacimiento de mi hija, cuando gane mi primer proyecto…. pero no….. el barquero lo tenia muy claro….. quería mi recuerdo mas preciado…tu.
Ya he perdido la cuenta del tiempo que vago por la orilla de este río, que no es el Aqueronte ni el Estigia, este se llama “vida”….y lo único que lo hace soportable es tu recuerdo.
Carlos Veloso