Hacia algunos días que había visto en la televisión a un hombre que empezó a dar abrazos gratis a todos aquellos que se cruzaban en su camino. Abría sus brazos sin miedo alguno y acogía a cuantos viandantes quisieran aceptarlo.
Me pareció una idea tan fantástica que empecé a practicarla a diario con todos aquellos que me rodean. Abrazos sin ton ni son, ¡abrazo gratis! – les decía -, y me lanzaba en cualquier momento con los brazos abiertos aunque no viniera a cuento. Y nos abrazábamos y nos reíamos entre bromas, celebrando una vez más que estábamos un poco locos y, sobre todo, juntos.
Por primera vez en los dos últimos años veía a mi hermano feliz, acababa de cumplir uno de sus sueños imposibles, estrenaba una preciosa casita en la huerta, allí donde los vecinos compadrean, te regalan limones y naranjas y te cosen un botón si no atisbas a enhebrar la aguja. Un sueño inalcanzable en el Madrid de donde se vino para estar cerca de la familia.
No sabía entonces que aquel abrazo se estaba filmando y hoy me lo han devuelto en formato *.avi. Y lo he visto y he llorado, pero me he alegrado de haber visto aquella noticia y de haberme dejado llevar por el impulso de abrir los brazos y dejar fluir los sentimientos abandonándolos al calor de otro sin mediar palabra alguna.
El último abrazo. Por brujapiruja.
Marcar el enlace permanente.
Me alegra que lo tome
Te llevo en el corazon hace mucho, mucho tiempo.Porque tus abrazos siempre han sido gratis, y tu amor y tu tiempo y tu cabeza y tu… y toda tu. Sin reservas, sin caretas, sin otra cosa que tu misma. Abrazos muchos, toda la vida los que quieras, cuando quieras y donde quieras. Como siempre a tu lado AMIGA. Y para
Yo descubri muchas cosas tarde, y una de esas cosas, fueron mi hermano Juan un filosofo de nacimiento, y fu