«Galoparon los lujuriosos fusileros con el deseo desbocado, arrasando sembrados en trote apocalíptico y lustrando los campos conmo un vendaval incendiario, hasta que avistaron la carra fachada del Alazán pintada de negro contra la calavera de la luna»
¿Quién no se ha mirado reflejado en un espejo? ¿Quién no ha buscado a Alicia dentro de los espejos, o al diablo? ¿Quién no ha buscado un amigo en una carta tirada al mar? ¿Quién no ha buscado el amor en un tren? ¿Quién no ha visto su vida sin pollo, ha cambiado de dimensión al dar el salto en avión de cualquier mar inhóspito? ¿Quién no ha soñado alguna vez con el trabajo perfecto, la casa perfecta, con el vigilante de la salamandra? ¿Quién no ha amado con pasión a un bandolero, ha buscado la faca debajo de la almohada, ha llorado amargamente con el pañuelo anudado en la cabeza? ¿Quién no ha comprado un beso? ¿Quién no se ha encontrado con su otro yo paseando por la playa?
Todo ésto nos cuenta Félix J. Palma en su primer libro, cortando con el filo del cuchillo de la fantasía la realidad cotidiana. Su vida, lector, mirada desde el prisma de lo fantástico. Lo irreal toma vida y cuerpo en sus relatos. Y nos brinda la oportunidad como lectores de descubrirlas. Las vidas de ellos. Disfrutando en cada letra, en cada frase. Nos hace soñar con mundos fantásticos dentro del mundo en que vivimos. Situaciones absurdas. Realidades tocadas por la locura de la fantasía. Una delicia.
Félix J Palma no hace soñar en sus cuentos, ser un poco más felices, un poco más ingenuos. Nos hace volver a ser niños jugando con las hadas, sintiendo el aliento de la bruja en el cogote.
Me he quedado con una sensación de inquietud al leerle, porque la felicidad no está en todos los relatos, son seres que buscan el amor, la felicidad pero muchas veces se quedan en el intento. Muchas veces no lo logran. Como cualquiera de nosotros. Me gusta verlos, a ellos y pensar en mí. Es algo que hago a veces con las lecturas, pese al elemento fantástico o quizá precisamente por él.
¿Y ustedes, quieren leerlo?