En el camino. Por Soledad

Una anciana vestida de negro, con gorro de lana y guantes agujereados, mete una vara larga, con la punta en forma de gancho o de capuchón (no lo vi bien), entre los barrotes de una verja que cierra una especie de patio abandonado y lleno de matojos enredados. Es un descampado en forma de cuadrilátero, formado por las paredes laterales de dos bloques de pisos baratos.

La mujer se esfuerza en meter bien adentro el palo, alargando el brazo todo lo que puede: les da comida a los gatos que se amontonan allí dentro pero que, pese al hambre, no se acercan a la reja.

Bajo las medias oscuras de la señora se dibujan unas varices gordas como gusanos de seda, y los tobillos hinchados rebosan sobre el borde de las zapatillas de fieltro.

Son las 7.30 de la mañana, es aún de noche y hace un frío que pela. Yo sigo andando apresurada hacia mi trabajo.

Soledad

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2 comentarios

  1. Una mirada en profundidad para un peque

  2. Gracias por tu comentario. Tienes raz

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