Dame un beso en los cuásares del tiempo,
para que de mis labios los planetas
te amparen en la niebla del espacio.
Mi piel es en tu estrella tu refugio
y mis ojos de luna te protegen
del caos que emana siempre del derrumbe.
Mi cabello se enlaza con la luz
de las galaxias híbridas
de un universo paralelo.
Me abrazas en un viaje
hacia las nebulosas más lejanas,
partiendo desde Orión.
Tus caricias de hidrógeno y de helio
me llevan a fusiones.
Mirada en el vacío,
en la penumbra.
Indeciso en la rosa,
en la cartografía de los púlsares.
Mis manos son tus manos creadoras.
Tus manos son mis manos del Aleph.
En agujeros negros
nuestras antimaterias sólo existen
en espejos de clones ya vencidos.
Pero en esta galaxia
nuestra materia existe desde eones
en el cristal del vórtice triunfante.
Ana Muela Sopeña
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