Llevo casi dos años en el «Departamento Surrealista». La verdad es que me gusta bastante el trabajo, el lugar y el ambiente. A menudo me río hasta el punto de llorar, pero también destaco que hay muchos momentos muy duros y agobiantes en los que el trabajo me agota hasta dejarme prácticamente sin ideas.
Un día estaba en mi despacho, que se sitúa en la quincuagésima segunda planta del ala diecisiete de la gigante Factoría Onírica. Estaba concentrado en una importante petición de mi jefe Don Jimeno. Me faltaban cuatro remates y la historia quedaría con la calidad suficiente como para que me diera el visto bueno.
-Buenos días Don Jimeno.
-Adelante Camilo. Ponte cómodo y cuéntame.
Don Jimeno es un hombre de talla ancha con barba descuidada. Su voz es grave y profunda y nunca se separa de un sombrero de copa negro y un bastón de marfil que en ese momento tenía sobre la mesa.
Adelantó sus rechonchas manos y le entregué mi trabajo por escrito:
-Creo que tengo un sueño bastante acorde con el perfil que me envió.
Don Jimeno me interrumpió:
-¿Sabes que este sueño tendrá un impacto de recepción en el 6% de niñas entre 8 y 13 años?
-Lo se señor. He tenido muy en cuenta el perfil: niñas delicadas, con gusto a la lectura, de pocos amigos, sin problemas familiares, con dos lunares en el rostro, de clase media, con una sonrisa peculiar….
De nuevo me interrumpió:
-Creo que se te avisó de la nueva ampliación: el sueño será inyectado además en el continente asiático.
-No se preocupe Don Jimeno. Soy consciente de que tres continentes son muchas niñas. Tengo todo bajo control, el sueño es perfecto.
Don Jimeno me sonrió levemente y yo comencé a hacerle un brevísimo resumen del sueño:
-La niña en cuestión, mientras está tomando una ducha en su casa, se colará por una de las cañerías de su propio baño, correrá diversas aventuras por decenas de tuberías hasta llegar a un río de aguas cristalinas donde reinará junto a bellos peces y ranas de colores.
-Don Jimeno asintió con su ancha cabeza mientras me escuchaba sin dejar de mirar el guión que le entregué:
-Bien, bien, bien…el agobio del paso por las canalizaciones se verá compensado con el final feliz del río y su reinado…
Me gusta….
-¿Las ratas que función tienen?- Me preguntó con su mano en la barba.
-Simplemente saludarán a la niña según pase por determinados puntos de las cañerías.
La cara de Don Jimeno cambiaba a la vez que leía el sueño.
-Enhorabuena Camilo. Le echaré otro vistazo pero me ha gustado, es lo suficientemente absurdo.
A raíz de ese sueño las cosas cambiaron. Dos horas después de entregar el trabajo a Don Jimeno, charlaba con Jalinca, una de mis mejores amigas. Ella trabaja en el departamento de Pesadillas y sus historias no tienen desperdicio:
-Aligera Jalinca, vete al grano que tengo mucho trabajo: ¿que le pasa entonces a la señora cuando mete la cabeza en el retrete para buscar su anillo?
-Se le caen literalmente los ojos al váter y ella puede ver su horrible rostro en el espejo.
-Pero verá su rostro sin ojos, dos huecos. ¡Que horror!
-A mi jefe le gustará, pero es que aquí no acaba todo, la mujer además…
De repente un mensaje que provenía del sistema de megafonía de la factoría interrumpió a Jalinca:
-Camilo Santos Corbé, por favor acuda lo antes posible a la sala «Jilguero azul», gracias.
Accedí a la sala donde fui convocado. Allí, sentado en una gran mesa redonda, estaba Don Jimeno junto al Subdirector General de S.A.T (Sueños de Alta Transcendencia).
-Buenos días Señor Santos-, comenzó a hablarme el Subdirector:
-Durante este tiempo ha trabajado muy duro y siempre con resultados sorprendentes. Queremos recompensarle de la mejor manera posible y hemos llegado a la conclusión de que usted decidirá sobre su nueva situación en esta Fábrica de Sueños. Tiene un día para elegir el departamento de la Factoría que más le apasione. A partir de ahora usted trabajará en el lugar que más desee.
Atónito pregunté:
-¿En cualquier departamento?
-Evidentemente Camilo- Contestó un sonriente Don Jimeno.
Yo no me lo podía creer, tenía un día para pensármelo; desde el Departamento de Pesadillas hasta el Departamento de Sueños Intelectuales, Sexuales, pasando por el Departamento de Sueños Residuales, Motrices, Instintivos, Simbólicos y hasta el de Sueños Telepáticos. También me dieron la posibilidad de formar parte del Equipo de Inteligencia «E.I.C.S.R» (Equipo de Inyección Canalizada para Sueños Relativoindutrípticos), el no va más.
Tenía que reflexionar y pensar muy bien antes de elegir mi nuevo destino en la factoría. Estaba tenso, acalorado, nervioso. Sudaba más de la cuenta. Fui al baño, me lavé la cara y los ojos se me cayeron en el lavabo, me miré en el espejo y:
-¡Maldita Jalinca!
Salté de mi cama como un resorte.
Susana, mi mujer, me dijo todavía medio dormida:
-Pero si dices que es muy maja, ¿no?
-¡Pero también muy graciosilla!.
Susana me abrazó delicadamente susurrándome al oído:
-¿Te ha inyectado una de sus pesadillas?
-¡Joder, más o menos!, me ha inyectado una de las variantes de «Ilusiones DK-53», ¡mañana se enterará!.
Me relajé poco a poco mientras el reloj digital de la mesilla me avisaba de que todavía faltaban cuatro horas para que sonara el despertador y me dirigiera a la quincuagésima segunda planta del ala diecisiete de la gigante Factoría Onírica.
Miguel González Aranda
Blog del autor
Muy buen relato, Miguel.
Historia alucinantemente fantastica. Me encanto
Gonza…que eres un crack!! te sigo la pista de cerca eh??
Enhorabuena y un beso grandeeee!!
Imaginaci