Golondrina de trémulas alas,
que al comienzo de la primavera,
vuelves llena de dicha y primores,
extendiendo tus alas de seda,
¡no me olvides! ¡te estoy esperando!
que mi vida no es una quimera,
y, deseo de nuevo besarte,
mi elegante y fugaz compañera.
Desde allí, de esas tierras lejanas,
por un mar que no tiene fronteras,
tú, regresas buscando aquel nido,
que dejaste sellado en mi puerta.
En tu ausencia, lo cuido y contemplo,
pues deseo con ansia que vuelvas,
y, visites el huerto y el pozo,
y, te escondas en la enredadera.
El olivo que tengo plantado,
el manzano, el peral y la higuera,
me acompañan pero no me hablan,
por decir…, ni me miran siquiera.
Yo te espero, es verdad golondrina,
quiero ver esas alas tan bellas,
como cruzan mi humilde morada,
el lugar, donde un día nacieras.
A las tardes, cuando el sol se oculta,
del cercano reloj de la iglesia,
oigo el eco de las campanadas
y me invade una enorme tristeza.
Luego el viento del Norte, tan frío,
ese mismo que ruge en la sierra,
yo lo siento gemir en los chopos
por el cauce de aquella ribera.
Y me habla de ti, golondrina,
y, me avisa con alma serena,
y, me dice que pronto, muy pronto,
volverás a cruzar la vereda…
En la bóveda hermosa y celeste,
bajo un manto cubierto de estrellas,
veo algunas que son ya luceros
de diamantes, igual que centellas.
Pero tú, nunca estás Golondrina,
tú, te fuiste como una sirena,
a surcar desde el cielo los mares,
como amante y fugaz viajera.
¡Vuelve pronto a mi aldea de España!
¡quiero verte volar desde afuera!
y golpear estos viejos cristales,
ventanales de luz y de espera.
Si no atiendes, princesa del cielo,
si no quitas de mí esta cansera,
puede ser que no vuelvas a verme,
puede ser que sin ti, yo me muera.
—–
Juan A Galisteo Luque
Blog del autor
Del poemario: Versos de luz y de sombras.
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