Resultados de búsqueda por: Isidro

Espera. Por Isidro R. Ayestarán

Aún aguardo al verso certero, aquél que recitaría en la noche refugiándome en tu regazo, fundido a tu cuerpo. – Aún miro el folio en blanco que anhela, silente, el baile de mis dedos, deslizantes sobre mis sueños. – Trémulo el deseo, viva aún la quimera, pero frío el recuerdo de un beso. – Lejano cuerpo entre mis sábanas, soledad de letras aún no escritas, musitadas, apagadas en su espera. – (c) Isidro R. Ayestarán EL CABARET DE LOS SUEÑOS http://cabaretdeisidro.blogspot.com/ Leer más

Humedad de barra de bar. Por Isidro R. Ayestarán

La jarra de cerveza suda desengaños que caen hasta llegar al madero viejo de la barra del bar, viejo por las historias acumuladas, por los tics repetidos, por los violonchelos desafinados. El dedo apenas se levanta para alcanzar la altura requerida de la atención del barman, y el temblor del alcohol posee papeles legales y nadie osará arrancarlo de esta tierra. Los cimientos del cuerpo se tambalean como una flor marchita, como una campana en su reinado, tañendo adagios con sabor amargo, surcando la piel ajada, dando relieve al nudo en la garganta… Nadie te hace caso, viejo poeta, viejo… Leer más

Gelsomina. Por Isidro R. Ayestarán

Llega el son de la primavera a la ciudad, y los pétalos de flor descienden al ritmo del “si”, del “quizá”, en un anhelo por adivinar, por desear si te quiere… o no. El viento arrastra esa flor que se mueve al ritmo del corazón, de la mariposa interior que alberga ilusiones, cobija quimeras, invita a la esperanza sobre si te quiere… o no. ¡Ay con el oleaje caprichoso de la vida!, De la noria de los sentimientos en un circo de múltiples pistas, que si te mira, que si te habla, que si camina a tu vera, que si… Leer más

Coso taurino. Por Isidro R. Ayestarán

Sangre sobre la lona blanca, sobre la arena del asfalto, banderilla de plástico para no caer en la tentación de la crueldad infinita, aquella que se manifiesta a golpe de capote, al trote de la agonía exhausta. Hay gente que se pinta la sangre en la carta geográfica de su cuerpo, que no dice nada ante el sinsentido del transeúnte ignoto que grita “¡¡Vivan los toros y viva España!! ¡¡Mueran los toros y muera el aborto!!” Hay manos que se retuercen al compás de la bravura del mihura, al ritmo del aplauso de la faena bien hecha, bien entendida, obra… Leer más

Errante… Por Isidro R. Ayestarán

Lluvia y soledad, silencio y crepúsculo, el verso yace dormido sobre el atril, sobre el recuerdo del poeta errante que camina hacia la vida sin meta alguna. Humedad que cala hasta los huesos, que se autoinvita a instalarse a pensión completa, como aquella mirada que no se olvida, como el cuerpo solitario y desalojado sobre una cama de hotel barato, todo recto, torciendo en la esquina. Poema sin hilvanar, alcohol perenne en las venas, sabor que no se olvida y caricia que se precisa antes de un punto final. Y qué lejos… Cuán lejos tu sonrisa y tu mirada, aquella… Leer más

Halcón nocturno. Por Isidro R. Ayestarán

Todos tenemos un músico que toca nuestra canción, y el sonido de la noche se verá interrumpido por el motor del Gran Torino del magistral Eastwood, con olor a voz ronca y rota por algún amor que se resiste a naufragar en el olvido. La chica de rojo del fondo no cobrará esta noche, y sus besos irán envueltos en lazadas de cariño, quizá porque los sentimientos no conocen de crisis y porque, realmente, nadie se resiste a una mirada certera hacia el fondo de su tercera botella de ron. Fuera hay noche, color negro, ventanas que se cierran, y… Leer más

La historia de Pedrito «el piruleta». Por Isidro R. Ayestarán

Esta es la historia de Pedrito «el piruleta», conocido así desde los tiempos del colegio, donde era el primero en caer de rodillas a cambio de unas monedas para comprarse un bocata en los recreos. Con el devenir de los años, fue a parar a prisión, donde le rompieron el culo y el alma tras participar en una carrera a la deriva sobre la autopista sin asfaltar del mapa de la vida. Salió del trullo con cuarenta años, y el espejo ya no le devolvía ninguna imagen suya, ni tan siquiera una desvirtuada, dándole la espalda como habían hecho todos,… Leer más