La razón, un preciado tesoro. Por Daniele Branchina Núñez

La razón, ¡qué gran invento! ¿No te parece? Lo es tanto que todo el mundo ansía este “artilugio” más que cualquier otra cosa […] ¿Cómo?, ¿Que a ti no te parece para tanto?

Si te digo la verdad, a mí tampoco, pero es algo innegable. No tengo más que observar a las personas de mi alrededor para encontrar la prueba definitiva. Realiza un sencillo experimento si no me crees: acércate a dos personas, amigas, y atrévete a decir algo incoherente y mantente en tu sinsentido como si tu vida dependiera de esta afirmación. Tus amigos intentarán por todos los medios de convencerte de lo que dices es ilógico, hasta el punto de reconsiderar lo de “amigos”, ya que, evidentemente, ellos “tienen razón” y tú no.

Discutimos, insultamos, nos peleamos… Todo por conseguir la razón. Aunque realmente no la tengamos y lo sepamos, nos sentimos satisfechos con nosotros mismos si nuestro rival, antes amigo, admite que le hemos “arrebatado” la valiosa razón. Así pues, nuestra vida se transforma en una guerra, una cruzada por conseguir la razón en todo, por “robársela” a todos los que dicen tenerla. Y esto es aquello que más ansiamos, que guardamos o aspiramos conseguir, “Tener Razón”.

Sin embargo existe una persona que escapa de esta guerra y observa desde lejos. Dicen que su nombre es Humildad, y que es capaz de admitir que quizás sea otra persona, y no ella, quien “tenga la razón” y como consecuencia, es capaz de “compartir la razón” con otras personas. Conseguir “Tener razón” es un valioso tesoro. Reconocer este logro en otras personas es el más preciado.

Daniele Branchina Núñez

Blog: El poder de las palabras

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Un comentario

  1. Me encanta, espero seguir leyendo cosas tuyas 😉

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