Soy el rayo de luz que atraviesa tu córnea con esa caricia espectral de lo inmutable, rasgando la barrera de lo intangible; recorro tu iris cristalino componiendo su color, y plasmo en tu imaginación mi realidad intelectiva; al penetrar tu pupila nos encontramos, tú que pugnas por unir tu ser al todo y yo que enlazo el todo a tu ser; así nos conocimos, nos amamos y nos odiamos por ser como realmente somos, imposibles de existir por separado al carecer de sentido; y es que no rechazas mi introspección en tí sino que desentrañas tu ser en mí. Y Así te acecho y, como la chispa de una mecha prende el axión de tus neuronas hasta fundirse en tus somas, me propago; y allí me apago cual luz sin rayo, diseminada en un golpe de efecto; así me arrastra tu sangre hasta el pecho que me sirve de lecho… y el golpe supremo que me destruye… a su vez explosiona mi esencia en tí, expandiéndote hacia el todo.
Todos, a mis ojos, somos luz.
Ángel Sánchez Sánchez