Mi particular «Ensayo sobre la ceguera». Por Mercedes Martín Alfaya

Siento debilidad por ciertas cosas (como todo el mundo, claro). Reconozco que esta carencia de energía o vigor en las resoluciones del ánimo, nos convierte en vulnerables. Pero es que a mí, de vez en cuando, me encanta desprenderme de esa coraza social que nos impone un mundo cada vez más competitivo, y acercarme a la natural esencia del ser humano. Emocionarse es disfrutar un instante de fragilidad momentánea; dejar que se nos cuele en lo más profundo el duende de las pequeñas cosas: a través del arte, la música, los niños, la belleza… Por lo general, consentir que se te escape el alma por los ojos mientras escuchas una canción, te acuerdas de alguien o contemplas una fotografía, parece que no está bien visto: porque la emoción, intensa y pasajera pero reiterativa, se asocia (de forma errónea) a las personas débiles. Es por eso, que estos momentos de dolorosa plenitud solemos disfrutarlos a solas; y desde luego, contarlos poco.
En aras de romper con los estereotipos que modelan y acartonan nuestra vida, os muestro algunos de mis puntos débiles; esos que me desbordan los ojos para que no se enquisten.

Me derrito con los niños, el saxo (con “a”), los silencios compartidos, los ojos atentos… Me emociona la creatividad, la paciencia incompleta de la luna, las palabras a tiempo… Me conmueve la tristeza, la soledad, el desencanto… Siempre lloro con los finales felices. Y si pudiera, sería el guardián entre el centeno.

Os dejo uno de mis temas favoritos (interpretado por un artista de lujo: Kenny G.) y una foto que me gusta mucho; no sólo porque estoy con la Consejera de la Comunidad de Madrid sino porque me acompañan los niños.
Ea, a disfrutar (que no todo va a ser gerundio).


Mercedes Martín Alfaya
Blog de la autora.

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5 comentarios

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  2. Que exquisitas palabras.
    Es cierto que en una gran cantidad o en pocas peque

  3. Bellas palabras las vuestras a este escrito. De esta forma merece la pena compartir.
    Muchas gracias y muchos besos.
    Mercedes.

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