Mujer de firmamento. Por Salvador Pliego

I
Aunque se pareciera el mar a ti,
no hay nada semejante,
mas que tu rostro oleando
su marejada en mí.

II
A veces el amor:
greda y pájaros te envuelven
con esa sotana de ángeles dormidos.
¡Qué linda desnudez
cuando en la transparencia
los ojos se entrelazan
y un ángel se sonroja,
se cobriza
y pretende que no mira!

III
Otean tus ojos los linces de la luna.
Yo los miro galopando, en marcha,
hacia un vientre en galería.
El silvestre aroma los devuelve
y regresa a tus pupilas.

IV
Mas, tu traje de universo te pinta
y yo debiera bruñirlo en la noche.
Como lámparas iguales se tienden los deseos
y mi boca absorbe la estrella más lejana.
De tu lengua brotan los últimos destellos.
Y un sol que emerge
en su astral corona pinta la delicia:
la translúcida belleza de un zodiaco que amanece.

V
Hazte luz, amada, y escarlata de mirada,
como un carmesí prendido
o una malva fluorescente,
que llevo fresco el día en colores sorprendentes
y el follaje tuyo,
ocasionalmente dominante.

VI
Iré besándote como los signos
que al orbe circundan en su esfera:
a ciencia cierta sabré
que eres el constelado rol de un caballero
y el orden vespertino desplegado en firmamento.

VII
Mujer de firmamento, cantos dulces:
aún fluyes en mi boca
con todas tus cadenas y todas tus creaciones.

¡Ah!, beso temperamental, discreto:
flotas desposada en el deseo.
Como una hondera lanzas tus hojas de belleza,
entre magnolias que tus brazos energizan.

Soy el cestero que busca el mimbre por tu pecho,
que hilvana intrépidos caminos
con los hilos de tu espalda.

Para que un deseo pida,
me bastan tus caricias.

?

Salvador Pliego
Blog del Autor

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.