No sé si ustedes conocen a Henry James. Yo no lo conocía, pero una recomendación me llevó a la lectura de este relato o novela corta, que no tengo claro cómo calificarlo.
La cosa es que estas noches con los fantasmas sueltos por las salas y las calabazas crepitantes he leído una de las mejores historias de fantasmas que jamás leí. He acompañado con terror en la retina a la institutriz de unos niños demoníacamente angelicales, Miles y Flora, a lo largo de su lucha contra lo ultraterreno. Y he perdido, como ella. Cada vuelta de tuerca me llevaba a entender menos esa magnífica novela.
Como no puedo evadirme a mi poso cinematográfico, esta novela me dejo la misma inquietud que Los Otros de Amenábar. No sé, esa sensación de persecución que sentí con la película me ha estado persiguiendo durante todo el tiempo. Es inquietatante, pero me ha encantado también.
Creo que el tiempo de lectura también ha sido estupendo. Leerlo la noche de difuntos te lleva a interactuar con la novela. Léanla. El final es sorprendente.
Brisne
Blog de la autora
La buscar